Después, Manuel J. avisa que vamos a marchar por la calle Ventanas, pidiendo que tengamos cuidado porque está sin acerado (a lo que yo añado: «Y con el piso fatal, como bastantes calles de Úbeda»), para dirigirnos hacia el Convento de las Clarisas, haciendo la tercera parada en una plaza emblemática: la de Álvaro de Torres, a la sombra nuevamente, desde donde nuestro guía sigue su gracioso y sustancioso discurso, siempre preguntando a los últimos de la comitiva que, en toda excursión, son llamados “escoba o farolillo rojo”, para proseguir su parlamento.