Por Mariano Valcárcel González.
Esto de que te elija un dios debe ser bastante complicado (o que tú lo elijas y seas aceptado), porque se ve que no es tan fácil de acertar o aceptar.
Las luchas históricas de los hombres por sus dioses (o de los dioses por sus hombres) han sido épicas y recurrentes. ¡Cuántas muertes por un quítame allá ese dios! (o pónmelo). Se justificaban, sí, se justificaban y santificaban, que todo vale. Si, además del todo vale, se recibía o recibe un regalo extra (paraíso asegurado), pues no hay duda al respecto. ¡A por ellos, oehhh!