Por Mariano Valcárcel González.
«La cara es el espejo del alma».
Siempre se ha dicho. Como forma de justificar la intuitiva clasificación y calificación de las personas, a veces tan injustificada y apresurada, tan inconsistente. La cara, el rostro, su expresión, sus facciones, su estructura, la catadura (o caradura) en suma, como sistema objetivo de evaluación personal (por las personas y de las personas). Una vez determinado y decidido nuestro juicio, a ver quién nos apea del mismo.