27-11-2011.
Escribo estas líneas en la mal llamada “jornada de reflexión” preelectoral.
Y reflexiono, no sobre cuál será el sentido de mi voto (que, como la gran mayoría de los ciudadanos, a estas horas, ya lo tienen más que determinado), sino sobre lo que será “el día después”. Que, verdaderamente, nunca será tal como nos lo habían prometido.