Úbeda en poesía

19-07-2009.
Este sábado nuestra ciudad disfruta de una apacible noche otoñal… En la Sala Don Julio Corzo del Centro Cultural Hospital de Santiago se va a presentar el libro Úbeda en poesía de Ramón Molina Navarrete. Aunque coinciden serios competidores: partido Real Madrid-Valencia, concierto de Navidad de la AMU…, la afluencia de público asegura el lleno total.

Antes de empezar, Ramón va haciendo –parsimoniosamente‑ dedicatorias precisas y sentidas al mucho personal amigo que se acerca a su mesa; por eso, empezamos con retraso, mientras el público asistente aprovecha para saludarse, abrazarse y desearse «¡Feliz Navidad!», pues la fecha y el momento son propicios… Hay mucha gente amiga, culta y cofradiera que no quiere perderse este literario acontecimiento de este granado escritor, cuya libación poética es cada vez más excelsa y auténtica, contestataria y libre de hojarasca…
Son las ocho y cuarto de la noche. Ya están sentados en la mesa presidencial, de izquierda a derecha, frente al público: Miguel y Ramón Molina Navarrete, Marcelino Sánchez Ruiz y Adolfo Salas de la Torre. Espontáneamente, se hace el silencio…
Toma la palabra Miguel Molina. Nos dice que Ramón le ofreció presentar este libro hace pocos días, sin que él mismo supiese que lo estaba elaborando… Si es difícil presentar a cualquier escritor y poeta, él lo tiene aún más por ser, además, su hermano.
«Es el primer libro de poesía que he leído de un tirón, con el que he recordado nuestra infancia compartida…». Nos descubre las cuatro facetas que pueden observarse en él:
A) Canta a Úbeda como continuación a otro libro: La voz de mi silencio. Es su dama de sueños, su segunda esposa…, y lee poemas escogidos de otros libros de Ramón.
B) Expresa el sello de su cristianismo… Es honrado, servicial, amable y, a veces, incomprendido…
C) Muestra su libertad: sigue haciendo Ibiut sin ayuda de nadie, porque es libre y así puede escribir todo lo que quiere… «El tiempo y la historia nos pondrán a cada uno en su sitio… Los ubetenses debemos dejar Úbeda a nuestros hijos y nietos…».
D) Los recuerdos de su infancia y juventud, pues tiene una sensibilidad exquisita. Cree que no le conocemos como profesor ni en otros aspectos del crecimiento de su vida. Es vocacional y siempre va buscando lo mejor para sus educandos, no dudando en presentarse en casa del alumno perdido, proporcionándole los estímulos apropiados para animarlo en lo académico y personal… «Fue en la Safa de Úbeda ‑pues antes no destacó como alumno brillante‑ cuando maduró su fe y amó la enseñanza para llegar a ser profesor…». Recuerda vivencias comunes, siendo Miguel el más pequeño: cuando desconcharon la lavadora nueva y los momentos de amarga espera…; mientras a Juanillo, “El cerdo”, lo iban a sacrificar…; la fraternal y acertada orientación para que cogiera Medicina y no Biología cuando él dudaba… «Es un hombre de fe que busca a Dios».
Da las gracias por haberle ofrecido la presentación de este libro, finalizando su intervención con estas palabras: «Sólo decirte que te quiero…».
Noto a Ramón Molina sinceramente emocionado, a punto de saltársele las lágrimas…
Adolfo Salas afirma tener el honor y una responsabilidad inmensa ante la presentación de Úbeda en poesía. Le da las gracias por este privilegio. Reconoce que no es un analista literario; no obstante, va a tratar todo lo que su prosa y sus trabajos dan de sí, desde su personal punto de vista.
Resume su vida, obra y amistad, recordando que estuvo de maestro en Villanueva del Arzobispo. Fue director ‑doce años‑ del colegio Juan Pasquau y, actualmente, está ejerciendo su docencia como profesor de Geografía e Historia en el IES Los Cerros de nuestra ciudad. Recuerda que lo conoció gracias a su mujer, Josefina, que fue maestra del Juan Pasquau. Desde entonces, arranca su amistad. Nos resalta su calidad humana, su bondad, su falta de rencor…, siendo profundamente creyente, sin ser beato. Comenta su fecundidad literaria, su fe y su patrimonio personal y familiar… Nos desvela que Ramón está vinculado a su familia desde que presentó un libro de su padre: Hojas nuevas.
—Ramón juega con ventaja, pues posee su propia esencia y la de su familia: Juani, su esposa, que es su musa permanente; su hijo José Ramón, en el que impera su ética médica; su heredera literaria, María Jesús, con su impresionante currículo de entrevistas y gran articulista; y el pequeño Juan David, estudiante de LADE con un futuro prometedor…
Hace una relación extensa de su currículo: director de la revista Ibiut, articulista, conferenciante con un centenar de premios, resaltando y leyendo los más importantes, con cincuenta pregones en su haber, una decena de antologías poéticas, escribiendo varias obras de teatro, que además ha representado muchas veces… «El amor por su Úbeda lo lega a sus conciudadanos… Ya lo hizo con su Guía de Úbeda…». Nos adelanta que Ramón hace un recorrido iconográfico y poético por nuestra ciudad. Con verso fácil y profundo, va cantando lo que es paradigmático en ella, en una simbiosis auténtica; y le ruega que declame la última poesía de su libro, cuando lo vea oportuno. «En definitiva, refleja clarividencia, amor desenfrenado por Úbeda…». Nos anima a leer el libro que se presenta hoy, por su claridad y finura. Refiere la entrevista que le hizo en el número 13 de Ibiut y le devuelve magistralmente la despedida que en ella le hizo Ramón…
Ahora toma la palabra Ramón Molina: «Tenemos el privilegio de vivir en Úbeda…, aunque se habían escrito sobre ella libros de todas las maneras, pero faltaba el ángulo poético…».
Como hace dos años cayó enfermo, su inmovilidad y dolor le sirvieron para hacer este libro y componer los primeros poemas a todo lo ubetense… Al final, tenía ciento un poemas, juntamente con las fotos de su cámara digital ‑hechas tanto al amanecer como al atardecer‑, porque quería que el libro fuese totalmente suyo. Luego deseó que tuviese buen papel y se sorprendió de lo caro que resultaba para su economía familiar. Pensó en buscar ayuda, pero se reconoce incapaz «…aunque esté muriéndome…»; mas fue su esposa la que lo hizo, encontrando a seis amigos que se brindaron con amabilidad: Agencia de Seguros Toral Reyes, SL; Almacenes El Métrico; Asesoría Gordillo, SL; Grupo de Empresas Biedma; Liderfil, SL; y Óptica Jesús.
Nos comenta que, en una presentación, no se venden más de cincuenta o cien ejemplares, aunque con algún que otro libro suyo haya alcanzado los mil, ofreciéndolo por toda España. Pero éste es localista, mas recibió el impulso final para publicarlo gracias a las palabras que Antonio Gamoneda expresa en la entrevista que su hija, M.ª Jesús Molina, refleja en el último número de Ibiut: «La poesía es minoritaria, y lo será siempre, siendo el compendio y el culmen de la expresión literaria…». Y lo lee…
Entonces, se dijo, adelante con el libro. «Canta a Úbeda, reivindica a Úbeda, una Úbeda mejor…, pincelando críticas, despertando la conciencia de la gente, buscando en las entrañas de las cosas…». Nos recuerda que Úbeda es de todos y no sólo de los gobernantes; por eso, todos debemos cuidarla y mimarla…
Da las gracias a Marcelino Sánchez, a Juan Pizarro, que se encuentra entre el público asistente, a su hermano Miguel, que le ha proporcionado tantos recuerdos infantiles‑juveniles, a Adolfo Salas y a los seis patrocinadores, a Minerva y a Paco Leiva. Y finaliza su intervención: «No esperaba que viniese tanta gente a este acto, ni recibir ayudas de tanta calidad, por lo que habéis llenado mi corazón hasta el fondo…».
Ha sido el único que ha improvisado su discurso; los demás lo traían bien escrito y preparado…
Nos declama “Dedicatoria” y “Úbeda”, dejando para el final la petición hecha por Adolfo Salas. Como buen y afamado rapsoda, nos toca la fibra más sensible… Hay un silencio sonoro, una sincera expectación que se entrevera de cálidos y sonoros aplausos cuando termina cada poema.
Ahora lee, en honor a nuestros gobernantes, “Palacio de Vázquez de Molina”, resultando precioso y muy sensitivo, siendo rematado con larga ovación. Y ya, al final, «Va para ti don Adolfo», “Despedida”, con mucho sentimiento, cual poeta que canta a su madre…
Marcelino Sánchez cree que después de un poeta, mejor no intervenir, pues le da pudor hablar. No obstante, se siente en la obligación de hacerlo, teniendo el honor de participar en el nacimiento de esta nueva criatura de Úbeda.
«Ramón tiene una voz firme, es creativo, actúa positivamente con diecisiete libros en su haber… Es una voz generosa para tocar conciencias y corazones…». Da las gracias a Úbeda, a Francisco Leiva, a la Editorial Amarantos…, y se desborda en elogios: «Qué bella alianza…, certera y luminosa emoción…, esperanza y grandeza de nuestra ciudad…, emotiva belleza…, indolencia…, impulso emotivo… Libro de plena poesía de Úbeda…, intenso amor y franqueza, con detalles y vivencias… es un alumbrar generoso y este libro lo manifiesta…. No falta ni una plaza, ni una torre, ni una pedanía…, generosa poesía que anima a luchar a toda Úbeda».
«Gracias, Ramón: éste será otro monumento firme para gozar, amar y comprometernos por su mejora; gracias por tu generosa mirada poética…; gracias por hacer más Úbeda, por darnos en estos tiempos tu poesía…».
Nuevamente Ramón toma la palabra y exclama: «¿Queréis hacer alguna pregunta?». Como se hace el silencio y nadie se decide a romper el hielo, propone leernos otro poema que nos declama sentidamente: “Capilla de El Salvador”, no sin antes darnos la explicación: «Es un soneto alejandrino, pues con sólo endecasílabos habría sido poco, ya que este monumento se merece algo más…». Reitera las gracias por la asistencia, terminando así: «Les estoy eternamente agradecido…».
Fotos y flashes iluminan aún más el acto, ya bien caldeado con los sinceros y cálidos aplausos. Muchas personas ‑nada más acabar‑ se agolpan en deslavazada fila para que el autor les dedique Úbeda en poesía y darle la enhorabuena, arropándolo como fiel y leal amigo… Hemos acabado pasadas las nueve de la noche… En apenas una hora, el tiempo justo para degustar y no cansarse, hemos asistido a la presentación de este exquisito libro que todos habremos de leer en la tranquilidad y el sosiego de nuestro hogar, para poder aprehender ese universo mágico y personal ‑también real‑ que nuestro amigo Ramón Molina Navarrete ha sabido brindarnos hoy para la eternidad…
Úbeda, 20 de diciembre de 2008.

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