Desde mi desconocimiento

26-04-2009.
Me meto en tema que, esta vez, sí declaro desconocer. Y es que soy así de atrevido.
Bueno, algo he palpado casi desde dentro del mundillo del fútbol, ¡del fútbol!, como el de los toros. En mis tiempos de reportero gráfico hube de llegarme a cubrir partidos del equipo local y corridas de feria en el Coso de San Nicasio (que así de pío es el nombre del matadero tauromáquico).
 

Desde el callejón disfruté de la lidia, casi, casi encima de sus protagonistas. Hasta la arena me saltó más de una vez cuando el morlaco pasaba bufando y babeando y me echaba esa mirada terrible del animal acosado. Ahí aprendí que es muy fácil torear desde la barrera, ¡facilísimo!, y que hay gentes del mundillo que se permiten darles consejos u órdenes a los espadas, que hacen a veces de tripas corazón y se les nota que desearían salir corriendo de allí; y es de verlos, con sus puros, encerrarse tras los burladeros hasta que al toro no le destrozan debidamente la espalda, que entonces ya se salen a la barrera para seguir con sus tratos. Esto anterior lo aprendí en vivo y en directo.
También desde la banda lateral del campo de fútbol seguí los partidos, a veces tan aburridos, del equipo ubetense que trataba de mantenerse en la división de cobre. Ahí llegué a trabajar a sangre, y lo explico: portábamos unas cámaras digitales de los primeros diseños que hizo Sony y que permitían cargar las tomas en disquetes de tres y medio, aptos pues para pasarlos directamente al procesador. Debía uno llevarse una buena provisión de disquetes e ir recargando. Lo peor, por ello lo de “a sangre”, era que la velocidad de obturación y captación de imagen era lentísima, así que utilizar el armatoste en un partido era demencial; aprendí entonces a imaginar las jugadas, calcular las trayectorias y las velocidades y, al apuntar la cámara, hacerlo hacia el lugar previsible donde se daría. Así que uno apreciaba que dos jugadores iban a saltar ante la llegada de un balón y pulsaba el disparador enfocando al lugar conveniente. Bueno, las tomas desperdiciadas eran varias, mas al trabajar ya en el sistema digital todo se podía borrar y buscarse otras mejores.
Como indico, pues, algo aprendí del tema del fútbol.
Mi comentario actual va por aquello del Barcelona y del Real Madrid, tan actual. Y de la diferencia que se aprecia entre estos dos equipos, y no sólo es diferencia deportiva en los resultados y tácticas. Hay otra diferencia que hace al Barcelona superior con resultados palpables: la filosofía de equipo, de grupo y de actitud de sus componentes.
Véase al entrenador culé, hombre modoso, educado, ponderado en sus manifestaciones y nada vocinglero; no gasta energías en bravuconadas. La cohesión en el equipo es notoria y, cuando alguno de sus jugadores se alza en divismos o particulares desplantes y exigencias (ahí el difícil Etóo), el entrenador luego, a la callada, lo coloca en su lugar.
En el equipo madrileño brilla todo lo contrario. Se han permitido demasiado las pulsiones de estrellato, de belladonas intocables, de chulería de niñatos malcriados, y eso se paga. La cohesión de equipo apenas si existe: todos y cada uno esperando que lo gordo lo haga el otro o los otros. Y los entrenadores se van estrellando en esta sima de desorden e indisciplina que nadie ataja.
Y dos ejemplos más de esas diferencias de personas y actitudes. Por un lado, ese Guti o Ramos (ya no digo nada de lo de Pepe) que hacen de su chulería personal bandera de valía y no de su juego efectivo en el campo; por otro, el señor Iniesta, todo un ejemplo para grandes y chicos. Sí, Iniesta es un señor y un caballero, humilde, educadísimo, compañero de sus compañeros en el campo y fuera, jugador de excelencia que no sólo realiza sus particulares jugadas sino que las resuelve también para sus compañeros. Y no saca pecho de fatuidad y divismo inútil. Jugador que está a la altura de los mejores mundiales, que creo ganará un buen dinero, que discurre por su vida pública y privada sin que se le tengan que buscar peros ni tachaduras. Así se juega y así se demuestra.
Ejemplo.
¡Y no soy del Barça ni del Real Madrid, oiga!
 

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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