Recuerdos de Manuel Velasco, y 10

28-01-2009.
Errores cometidos.
1.º. Dar tan gran importancia a nuestra gestión para que el padre Villoslada se quedara en las Escuelas, que se tomó como un signo político.
2.º. Una falta de talento en el padre Cuenca al acusar el golpe, hacer una montaña con unos granos de arena y tomar represalias.

 

3.º. El error de convertirnos en “víctimas”, cuando el incidente pudo haber quedado en una disputa hogareña.

 

4.º. El considerar que nosotros podíamos convertirnos en los elementos peligrosos de la Institución, cuando éramos la Institución misma y los más ardientes interesados en su afianzamiento.
5.º. Dar origen a bandos entre nosotros, de una forma artificiosa y absurda.
6.º. Con la supresión de las Asambleas, se perdió el contacto entre los maestros y llegamos a ser extraños entre nosotros.
7.º. Este fue uno de los motivos que atacaron la vida familiar en el cuerpo docente.
8.º Que, con la pérdida de estos lazos de afectos y hermandad cristiana, apareciera en su lugar un espíritu de empresa.
9.º El pregonar a todos los vientos que éramos «personal auxiliar» y no principal.
10.º. Como consecuencia del punto anterior, figurar el personal seglar en el anonimato, sin personalidad jurídica delimitada, ni derechos, ni garantías.
Conclusión.
Queda al margen de esto la Compañía de Jesús, por la que he sentido y siento afecto sincero. Yo concreto en los hombres y no en las Instituciones.
Y los hombres, lo mismo que acertamos, nos podemos equivocar. Yo, y todos nosotros, los que nos hemos visto envueltos en estos episodios, tenemos un mismo espíritu de admiración y afecto a la Compañía. Porque, precisamente, nos preciamos de tener una sólida formación cristiana. No nos consideramos enemigos de nadie y nos resistimos a creer que podamos tener enemigos. En los corazones nobles no caben estas ruindades. Dios es testigo nuestro de que no movimos un dedo, buscando el medro personal, sino el mejor servicio a las Escuelas.
Pedimos también perdón al Señor, si en algún momento nos cegamos, y que nos mantenga el juicio, la ponderación, la caridad y todas las virtudes en un grado de equilibrio. Pero, al mismo tiempo, volvemos a añadir que la FIDELIDAD a los seres queridos no merece castigarse.

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