19-09-2008.
Y Burguillos dejó Úbeda triste, pensativo. Con el paladar agridulce. Pensaba que nada dejaba y nada se llevaba de la Safa. Posibilidades, recuerdos… Las amistades de tantos chicos a los que amó como un padre, tamo al viento las juzgaba. Que la juventud es cambiante. Y mucho más en gentes de rica fantasía y corazón hirviente, como eran sus béticos… ¡Cuánto se equivocó al respecto!