«Cámera» café

01-06-07.
En jornadas sectoriales, habidas en el curso 2004/05 del área de la Enseñanza Permanente, se informaba, por el alto cargo asistente de la enseñanza andaluza, de que se pretendía llegar a la convergencia con el nivel de la media europea allá por el 2010. Estaba ella muy preocupada…
En reunión “informativa” al claustro, curso 2006/07, se nos comunicaba que el nivel de “competencia curricular” del Centro no había salido todo lo bueno que debiera. En la misma sesión, se nos informaba de que «el nivel de “competencia curricular” de la enseñanza andaluza andaba poco menos que al par del habido en Mauritania» (sic). Estaba muy preocupada…

Estos datos se confirman por la colaboración recibida de Alfredo Rodríguez en estos días.
En la prensa del último trimestre del curso 2006/07, se leía que la previsión de convergencia con la enseñanza europea, para la década segunda del siglo, no se cumpliría al nivel de la totalidad de la enseñanza española (no digamos ya andaluza). Estaba la prensa muy preocupada… Los datos que aporta Alfredo son como para que la prensa y todo “quisque” estemos más que preocupados…, ¿o no así?
Y, en muchas revistas y secciones de prensa, estudios de organismos oficiales o independientes y otros negociados del ramo (incluso económicos), se traen y llevan estas realidades y previsiones; unas veces se publican y otras no, para no quedar más en ridículo de lo que se está quedando… Porque todo el mundo debe estar, se ve, muy preocupado…
Pero apenas lo pían, apenas sueltan, y de secretillo y por lo bajini, lo que pone nuestro amigo en su comunicado.
Me traigo el temilla de marras a esta consideración del respetable, no por no haberlo hecho una o más veces en esta casa, que lo he puesto y colgado; no porque me interese de manera especial tirarme piedras en mi propio tejado (al fin y al cabo en la enseñanza estamos); tampoco, porque me goce en este descalabro, que no; sino porque, aparte de que es tema que a profesores y alumnos, en enseñanza metidos, les interesa y por demás; y espero que también les interese a los miembros (viriles o no) de esta Asociación y “endemás” que al colectivo Safa de Magisterio y otras enseñanzas le empiece a interesar la opinión y la intervención de sus antiguos alumnos y alumnas y puede que actuales profesores y maestros en su Sociedad Educativa (pues constato, por ahora, que le importa a la Institución un carajo tanto las aportaciones de sus “senior” como de sus “junior”; de éstos apenas veo ninguna por acá y eso que alguien se apuntó a la Ejecutiva de la Asociación más o menos con dichos fines). Pues es como les escribo que, además de lo anterior, el tema de marras (bis) tiene algo de olor a podredumbre; a la podredumbre de los sectores “aristocráticos”, entendiéndose plenamente en la acepción clásica griega del gobierno y derecho a dirigir de los que están destinados a ello por mor de su clase privilegiada y superior a la plebe. Tufo aristocrático de apestoso hedor, los que, considerados a sí y por otros como “indispensables” en planificar y definir los grandes proyectos de enseñanza nacional y autonómica, se embarcaron en ello SIN MANCHARSE LAS ALBAS TÚNICAS.
O sea, que bastantes de esta grey estaban en cómodo divertimento, sencillo apartamiento del ruido exterior, sedente posición y expectante su intelecto, “fumando espero…” (espero que no porros, aunque sí algunos lo fueron de tal querencia) a que sus producciones llevasen a las juventudes a una arcadia indolora, incolora e insípida pero felicísima, donde todos iguales, a la fuerza igualados, se sobrepujasen ante el modelo de indolencia ofrecido a ser mucho más indolentes que sus eximios.
Y aunque los cerriles de siempre, derrotistas de siempre, “conservadores” de siempre, vamos… que no entendían ni entenderán jamás lo que significa ser un pensador educativo de “progreso”, porque para ello hay que llegar a donde ellos se llegaron o buscaron estarse, como que parece ser que a los únicos que le dieron palos en las escuelas de curas y monjas franquistas fueron a ellos (traumas aparte, también cantaron el “Cara al Sol” y algunos con muy buen tono y modales) y por ello decidieron desterrar, para siempre jamás, tales métodos escolares (y bien estén fuera), pero que, para ello, ellos SÍ SABÍAN LO QUE HABÍA QUE IMPONER A LOS DEMÁS (imponer digo, porque si se hubiese hecho caso de los que clamaban desde cubiles docentes, muchas y muchos metidos en faena hasta la hartura, otro gallo Kiriko nos cantaría).
Ahora, tras destrozar también por unas décadas la carrera de Magisterio con unas “especialidades” que llevaban a los novatos recién salidos a pensarse que alguien los había engañado, (salvo algunos de la cuerda, aspirantes a los ascensos ‑que me conozco más de un caso cercano y que tal vez algún día cuente‑, que despectivamente nos decía a los maestros “antiguos” que éramos medio conocedores de todo pero enseñantes de nada). Porque, al meterlos en clase, les endilgaban una jauría de chicuelos locos como solo lo están los de primer ciclo, los más locos y divinos del mundo, pero que no les habían enseñado (a los novatos) a manejarlos… ¿De qué les servía saber de anillos, vectores y otras zarandajas si luego tenían que saber, de inicio, limpiarle los mocos a sus churumbeles de adopción? Pues, tras destrozar la carrera (nuevos vientos enderezan este desastre) se dedicaron a destrozar la totalidad de la enseñanza.
Tenemos los resultados: ¿a qué insistir en ello?… (No hay más que leer la comunicación referida para espantarse). Y ahora, ¿cómo llegar a objetivos que ya son inalcanzables? Habrá que replantear lo de atrás; pero eso es reconocer los errores. No, mejor no; es mejor seguir mareando la perdiz, porque eso se hace desde los pedestales, para que las blancas y albas túnicas no se manchen ni contaminen. Mientras se discute si «son galgos, son podencos», se nos va pasando agradablemente y eficazmente el tiempo muerto de nuestros privilegios de clan. Ya escribí, la culpa es de “ellos”, los enseñantes, maestros, profesores/as, no de los que diseñaron tamaño dislate. La culpa es de “ellos”, no de los padres permisivos o absentistas de sus obligaciones. La culpa es de “ellos”, no de los cambios sociales habidos para los cuales no se buscó respuesta adecuada…
¡Así vamos, mis cuates!, lanzados a la nada. Que Dios, si se acuerda, nos proteja. ¡Anda, y que no tengo yo ya ganas de jubilarme! (Cámera café).

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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