29-11-06.
Lo último que vamos advirtiendo en los centros escolares por parte de la Administración Educativa ‑en concreto, de sus funcionarios “controladores” de la misma‑ es el endurecimiento en las medidas coercitivas respecto al cumplimiento de los horarios del personal y de las concesiones de permisos, licencias o simplemente “distracciones” de momentos diversos dentro del servicio.
Y me parece que se matan moscas a cañonazos y se va a lo fácil, para no complicarse ni implicarse en responsabilidades que, por otra parte, deben ser inherentes a todo cargo directivo o de inspección. Luego se verá el porqué.
Desde luego que, entre el estamento docente, hay elementos no decentes que aprovecharon descaradamente días ‑si no semanas y hasta meses, horas y momentos‑ para abstenerse de acudir a su obligado trabajo. Se abusó y se abusa, porque a ciertos elementos les es fácil obtener la documentación justificativa y acreditativa de la causa por la que pide y obtiene el permiso o licencia conveniente. Luego se irán de festejos populares; a una invitación social imprescindible; de amigable jornada turística o de cacería…; pero eso, de inicio, no se investiga. También se sabe que, en ciertos centros, deben permanecer los funcionarios “de guardias” o “apoyos”; pero, en la práctica, desaparecen. Y eso debe estar controlado y prohibido por los propios directivos de esos centros. Son cosas sabidas…
Pero los funcionarios ‑excúseseme el lenguaje políticamente incorrecto, pues no vivo de la política‑ que tienen esa responsabilidad de inspección están llevando a los centros (al menos a ciertos centros educativos) el mensaje de la dureza, de la amenaza denigrante y abusiva y, lo peor, indiscriminada. El llevar al médico a un familiar próximo en horario lectivo es caso de “motivos particulares” y, por lo tanto, no remunerable (aunque ese familiar NECESARIAMENTE deba ser acompañado por sus circunstancias personales; y ya se pondrán ustedes en la cantidad de casos que así surgen…). El ir al médico personalmente debe estar COMPLETAMENTE JUSTIFICADO, tanto en el horario utilizado ‑que debe informarlo el médico (?)‑ como en la causa de la enfermedad ‑igualmente descrita por el facultativo (!)‑; e, incluso, uno debe elegir el médico que quede FUERA DEL HORARIO LECTIVO… Yo creo que en sí es difícil saber si la enfermedad que uno porta es leve o grave, pues no es del ramo de la Sanidad; pero se ve que entraremos en el gremio de los galenos a la fuerza. Se exige así una serie de documentaciones que quedan fuera del alcance del docente, pues este no es quién para redactarla. (Yo no lo haría, pues no conozco los términos ni la legalidad de los mismos; pero creo que tampoco la redactarían los médicos, puesto que no tienen el carácter oficial de un certificado, ni de un parte de baja). Así que lo que se pide es que el propio subordinado cargue con la responsabilidad de un documento, al menos en el límite de la legalidad. Los obligados a aportar por escrito las fórmulas legales exigidas no lo hacen… ¿Por qué? Sencillamente porque no se quieren pillar las manos en unas decisiones y órdenes que pueden ser irregulares.
Por ello eligen el camino más fácil: el de tratar a todos de la misma forma, como presuntos absentistas redomados y crónicos, que debemos ser severamente controlados más allá de las normas establecidas.
¿Cómo se entienden estas órdenes y normas “orales” frente a los tres días legales de “baja médica por enfermedad leve” (que en muchas ocasiones no se consumen) para todo funcionario, que a lo más debe ser justificada con algo firmado o sellado por el facultativo que así lo afirme, y al docente se le deniegan o acotan? ¿Por qué se ha de pedir “permiso por asuntos particulares no remunerado” (que detrae el sueldo íntegro de toda la jornada) y utilizar solo las horas, o menos, de la visita realizada? (Que es lo normal…). ¿Me pueden exigir que declare la enfermedad por la que voy? ¿Me pueden decir a qué médicos he de acudir obligatoriamente? ¿Me pueden, incluso, negar al que yo elija porque más confianza me dé o mejor lleve mi caso en particular…? En suma, ¿se pueden meter en la intimidad de las personas, queriéndola controlar también…?
Viendo lo visto y mostrado, sería necesario que la “Autoridad Competente” redactase un modelo oficial de parte médico, para aportarlo cuando se tenga que hacer uso de este servicio. Dicha opción sería mejor que la expedición del mismo por el Colegio de Médicos, para que sus afiliados sepan qué es lo que deben hacer cuando se les presente un docente en su consulta. Así todo correcto y sobre todo “legal”… (si fuese ese el caso).
Y miren mis amigos: ¡hasta se ha de pasar por el registro de entrada un simple parte de visita médica (no certificado)! ¿Dónde y a qué tipo de empleados y funcionarios se le exigen estas cosas?
Nosotros, en general, NO NOS PODEMOS MOVER EN CINCO HORAS, porque son las que estamos con el alumnado y tenemos encima esa gran responsabilidad. Los directores son los obligados, por su cargo, a que todo docente cumpla esas horas sin excusa; pero, cuando la haya… ¿por qué no autorizar la ausencia? Matamos moscas a cañonazos, sí: como estos nos intentarán engañar, porque ya están acostumbrados, pues se prohíbe a rajatabla y punto. Consiguen, eso sí, un malestar general; poca predisposición a “colaborar” en tanto y bonito programa como ahora se inventan (¡lástima de esos asesores designados para que se apliquen; ellos no tienen la culpa!); y el enfrentamiento a los directivos que ya olvidaron que eran maestros o catedráticos una vez, o que por sus particulares intereses tragan con todo lo que les exijan y echen.
Miro el organigrama del personal habido en la Delegación de Educación de Jaén y me admiro… ¡Si todo ese personal estuviese allí dentro al menos cinco horas cada día, se resolverían todos los expedientes y trabajos administrativos en un plisplás; aparte de que, en realidad, tantos como debiera haber NO CABRÍAN ALLÍ!