Se intuye feliz a Berzosa. Ya tiene el juguete nuevo otra vez. Y nosotros que lo disfrutemos por mucho tiempo. Allá cada uno como lo utilice. Mejor con mesura, con discreción, defendiendo lo que uno cree, replicando cuando haga falta, comunicando lo que los demás ignoran, aprendiendo todos de todos… La interminable fuente de inspiración nostálgica de Dionisio, la ciencia de Pepe del Moral, los relatos marroquíes de Pertíñez, las puntualizaciones históricas de Fernández Arévalo, el humanismo de Paco Fernández, la visión de la realidad objetiva y lejana de Lara, la poesía de Jurado, la ironía de Enrique Hinojosa, el rigor de Pedrajas, la profesionalidad de Berzosa, la gracia de Verdera, el Rocío de Ballesta, la amistad de Orellana… Y tantos como faltan por incorporarse a esta vía de comunicación humana que nos devuelve cada día la frescura de aquellos amaneceres de mayo, que cantaban los HH.
Sí, amigos. Tengo la sensación de que empezamos una nueva andadura en la que seguro venceremos a los terroristas informáticos que no cesan en su empeño de minar nuestro portal de encuentro. Y no lo olvidéis: nuestro éxito está en saber convivir en desacuerdo. Aquellos niños incoloros de los años sesenta -dice mi mujer- ahora tienen color. En fin, con el afecto y respeto que debe primar en nuestras opiniones, os recuerdo el lema que preside el Ateneo de Málaga: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Pues a usarla, pero sin pasarse, no vayamos a “poyiyas”, que decía un «granaíno».