LECCIONES DE HISTORIA
- Segunda República
Tras la proclamación de Alfonso XII como rey de España, y a punto de finalizar su breve reinado, Cánovas del Castillo, el político más destacado de este periodo, propició la alternancia en el poder de los partidos más representativos: el liberal de Mateo Sagasta y el conservador del propio Cánovas, en un, al parecer, inexistente Pacto de El Pardo. Este periodo se conoce con el nombre de Restauración que, apoyado en la Constitución conservadora de 1876, facilitó una cierta estabilidad política.
01 Sin embargo, a partir del asesinato de Cánovas (1897) y la pérdida de las colonias (1898) empezó a crecer la inestabilidad política y, sobre todo, económica y social. La guerra de Marruecos supuso una sangría de vidas humanas, el desprestigio del ejército y la crisis económica del Estado. El empeoramiento de las clases más humildes (obreros, campesinos) provocó un estallido social que culminó con la huelga general de 1917, precedida de la inconformidad del ejército y la formación de unas Juntas de Defensa que pusieron en jaque al Estado. Todas estas circunstancias fueron agravando la crisis general del Estado que desembocó en un golpe de Estado, apoyado por Alfonso XIII y liderado por Miguel Primo de Rivera(capitán general de Cataluña), con la consiguiente Dictadura(1923-30). Desde ese momento se abrió una puerta a la llegada de la II República, que sucedería en abril de 1931.
Efectivamente, el 12 de abril de 1931 se celebraron unas elecciones municipales que dieron un triunfo absoluto a los partidos republicanos en las grandes ciudades y en casi todas las capitales de provincia. Los monárquicos, que habían ido a menos, no pudieron impedir la proclamación de la República dos días después, y, aunque el rey intentó aferrarse al poder, ni el ejército ni las fuerzas de orden público apoyaron la permanencia de Alfonso XIII que tuvo que marcharse al exilio, como un tiempo atrás hizo su abuela Isabel II.
La II República,que fue proclamada con la euforia de las multitudes y con una viva esperanza, tropezó con una serie de dificultades, unas seculares y otras más recientes, que finalmente hicieron imposible su pervivencia.
Podríamos dividir el periodo de la República en varios sub-periodos, de los cuales el más importante y verdaderamente genuino fue el primero, conocido como bienio reformista o social-azañista (1931-33). Estos dos años fueron fértiles, aunque insuficientes, para consolidar una República, que tanta esperanza había generado en la mayor parte de la población, y no solo de las clases menos favorecidas. Pero los enemigos de la II República eran muy poderosos y, desde el principio, obstaculizaron el normal desarrollo del sistema.
A vista de pájaro podríamos destacar una serie de aspectos que formaron el esqueleto de la acción republicana. La Constitución de 1931, una de las más modernas y progresistas del mundo, de carácter laico, donde se contemplaba la separación del Estado y de la Iglesia, se aprobaban todos los derechos humanos existentes en su contexto histórico, se reconocía el derecho al voto de las mujeres, no sin debates intensos en Parlamento, y se declaraba la soberanía del pueblo, superando así, con creces, los principios rectores de la Constitución de 1976.
Paralelamente, se iniciaron una serie de reformas que intentaban la modernización del país y la sustancial mejora de las condiciones de vida de las clases medias y bajas. La reforma agraria, la laboral, la educativa y la militar intentaban llevar a España hacia la órbita de los países más desarrollados, pero la oposición de la Iglesia, del Ejército, de la aristocracia (terratenientes, sobre todo) y de la mayor parte de la burguesía industrial, unido a la urgencia que demandaban algunas asociaciones políticas y sindicales y a una cierta ralentización de las medidas más perentorias, exigidas por la mayoríade los obreros y campesinos, provocaron una conflictividad social que hizo imposible la continuidad del gobierno. El resultado fue la convocatoria de elecciones generales que supuso un vuelco electoral, con la irrupción de la derecha de la CEDA y del partido radical.
El nuevo gobierno formado por el partido radical de Lerroux, con el apoyo parlamentario de la CEDA de Gil Robles, tenía como objetivo desmantelar todos los logros sociales del primer bienio; de ahí que se le reconozca, por la mayoría de los historiadores fiables, como bienio negro (finales de 1933 a principios de 1936). La forma de gobernar aceleró la disconformidad social, que culminó en la Revolución de Asturias de 1934, con la CEDA ya en el gobierno. La tensión social y política fue creciendo de tal forma que se hizo necesaria la convocatoria de nuevas elecciones generales. (No olvidemos que el presidente de la República, quien podía convocar, era Niceto Alcalá Zamora, un político de derechas que había participado en gobiernos de la monarquía).
El tercer sub-período se deriva del triunfo de los partidos de izquierdas. La situación en España se radicaliza y se polariza entre derechas e izquierdas. Crecen los partidos de los extremos del espectro político, se suceden los enfrentamientos en el Parlamento y en la calle, y el ambiente social, que se enrarece por momentos, requiere un apaciguamiento, que no se produciría. El Ejército, cuya aversión a la República se había mostrado temprano en el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo (agosto de 1932), acelera y renueva la conspiración contra el Estado y el legítimo Gobierno republicano, con la impagable connivencia de la Iglesia y de las fuerzas sociales, políticas y económicas más privilegiadas. Finalmente, se produce el Alzamiento militar (17-18 de julio de 1936), fracasado en un principio en más de la mitad del territorio español, que daría lugar a una larga y encarnizada Guerra civil que culminaría en una Dictadura férrea e interminable.
- Segunda República
De los Ríos, Prieto, Negrín y Azaña,
con Hernández, Federico y Machado,
formaron el elenco más granado
en la turbulenta Historia de España.
Política y cultura al mismo son,
al rítmico son de la poesía,
que impregna la frenética armonía
de la inaplazable “revolución”.
O regeneración y educación
y laicismo, fundamentos vetados.
Militares y curas conjurados,
con terratenientes en comunión,
le impidieron enderezar la Historia.
La muerte y el exilio, su memoria.
Cartagena, octubre de 2022 (Juan A. Fdez Arévalo).
Conciso y preciso. Magnífico artículo, Juan Antonio. Y el soneto es un lujo. Gracias.
Muchas gracias por tu generoso comentario. Sobre estos temas, aún tan cercanos, es importante tener una precisión histórica mayor. Es un halago que una persona que conoce bien el tema haga un comentario tan elogioso.