(David, 1784)
Jacques-Louis David, un revolucionario
en las ideas, pero en su pintura
conserva el equilibrio y la mesura,
resucitando el clásico escenario.
Frente a la ostentosa sensualidad
del rococó, ofrece un neoclasicismo
donde el dibujo y el debido estoicismo
formal destacan en su sobriedad.
Los Horacios, por Roma conjurados,
luchan contra Alba Longa por dictar
la supremacía peninsular.
Espadas en alto, con matizados
rojos, componen la escena vibrante
de un bélico patriotismo exultante.
NOTA: Su expresión correcta debiera ser los Horacio, pero en todas partes lo he visto escrito en plural, por eso he transcrito así el título del cuadro: Los Horacios.