¡Antonio Espadas Salido, DEP!

Enterado de tu fallecimiento, el pasado jueves (28 de enero), por un amigo sevillano que actualmente trabaja en tu amada “Casa de las Torres” de Úbeda, sentí un acusado impacto emocional, viniéndome a la memoria la película que sobre ti llevaba dentro, explosionando en mi corazón cual fogonazo de mortero.

Por eso, ahora, que andarás bien pertrechado de tu paleta y útiles de pintura por los campos celestiales; y ante la suma presencia de Dios y todos los santos (incluida tu amada hija, a la que tanto querías), darás buena muestra de tu saber humano y pictórico, demostrado tanto años sobre tu Úbeda amada, y -especialmente- de tu destacable bondad de hombre sereno y sensato que siempre tuvo un buen consejo o sabias palabras al familiar, alumno o amigo que quiso acercarse a pedírtelo. Lo has hecho tantas veces en tu vida.


Amabas al prójimo como a ti mismo y todas tus actividades humanas han ido encaminadas -siempre- con ese fin, tanto desde tus muchos años en tu famosa droguería del Real en donde impartías sabiduría, bondad y tertulia a raudales; como por tu amada Escuela de Artes y Oficios, en la que tanto aprendiste y enseñaste; hasta convertirte incluso en actor para trasparentar siempre (aún sin pretenderlo) tu serenidad y bonhomía.



Y lo que nunca has dejado de hacer es pintar y retratar ese paisaje urbano y campestre de nuestra común patria chica, con una sabiduría y amor encomiables, difícilmente superables antes y después de tu partida al Cielo de los Justos.
Me enteré, cuando fui a ver tu última exposición, en la sala Pintor Elbo del centro cultural Hospital de Santiago, en el verano de 2019, con el título ‘Los paisajes del alma’ , de que me habías estado buscando denodadamente para que elaborara unas palabras de presentación en tu programa de mano, ya que yo había escrito, varias veces, sobre algunas de tus exposiciones anteriores y sabías del encanto que me producía todo lo que salía de tus artísticas manos; pero ya llevaba dos años viviendo en Sevilla por motivos familiares y tú no te habías enterado. Por eso, no pude hacerlo, con gran pesar por mi parte. Mas comprobé que tu nieta Tíscar lo hizo mucho mejor de lo que yo lo hubiese hecho. No te equivocaste en la elección.


Y para despedirme de ti, Antonio, quisiera que quedase en la memoria de todos los ubetenses y foráneos que se acerquen a tu figura histórica y humana, lo principal: tu excelsa bondad, ese poso de persona buena de la que tan necesitada está nuestra sociedad y nuestra Úbeda, en particular. Por más títulos y honores que se te dieran en vida (Hijo Predilecto de Úbeda, entre otros), todos merecidos, yo deseo destacar esa excelsa cualidad virtuosa, en la que yo quisiera imitarte siempre.


Un fuerte abrazo, Antonio, cuando ya te encuentras (gracias a Dios), lejos de la pandemia que padecemos, disfrutando de tu merecido descanso eterno, en el que tanto creías. Intercede benevolentemente por los que todavía quedamos en este valle de lágrimas y danos fuerzas para seguir tu inefable estela de hombre con ese brillo de bondad innata.
Sevilla, 30 de enero de 2021.
Fernando Sánchez Resa

Deja una respuesta