Las islas inventadas, 11

Por Manuel Jurado López.

 

III

Hay días en los que es mejor quedarse en casa

 

I

Soy un hombre con huecos, con ausencias,

con barba de seis días, despeinado,

ante un montón de libros

indefensos que hace ya muchos meses

que tenía que haber puesto en su sitio.

 

En el desorden mismo, llevo un orden

que se rige por un absurdo asunto

matemático.

 

II

Se complica la noche

con esa frialdad de espejo

negro hecho pedazos

-gotas de veneno-. La noche

es la costumbre de vivir

en el insomnio, sobre un puente

colgante, con tablones podridos.

Un agua negra fluye bajo

los pies, con ímpetu,

y hay voces que llaman desde el fondo.

 

III

Con esa luz vainilla, comestible,

que el otoño le presta a los cristales,

ha tejido una túnica la tarde,

una túnica flan y caramelo,

para cubrir al niño inapetente

que permanece vivo en mi mirada.

 

IV

Yo siempre quise ser malabarista.

Heredé de mi padre

la virtud de lo ingrávido.

Mi madre era severa:

y tuve que dejar caer al suelo

las bolas de colores…

Escucho todavía aquel sonido,

como una lluvia blanda.

juralopez42@msn.com

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