Por Manuel Jurado López.
TAXI
Y volverán las dudas.
Yo llegaré con flores
-las mismas que otras veces-,
tú guardarás silencio
-las palabras no tienen
razón de permanencia-,
haremos las maletas,
dejaremos las llaves
de nuestro apartamento,
llamaremos un taxi
y cada cual se irá
con su amor a otra isla.
DESPEDIDA
He venido hasta aquí con las cenizas
-ay, mar de los contagios luminosos-
de una mujer dormida sobre el cielo.
Dentro de ella viví, fundé otras islas.
Son cosas que suceden con frecuencia,
pero nunca supuse que un amor,
un cuerpo amado, aunque frágil, cupiera
en una copa de silencio.
He venido
con unas rosas frescas, amarillas,
de tallo largo y con espinas. Sangre
tengo en las yemas de los dedos. Beso
su nombre en el cristal. Pronto la espuma
la envolverá en su nácar, se hará mar:
y yo vendré otras tardes con rosas amarillas.