Por Blas Francisco Lara Pozuelo.
La actitud perpleja del votante es como la del que vende una casa, una joya, sin tener decidido previamente el precio. El desasosiego es el mismo, aunque el votante vaya a vender su voto, generalmente por nada.
Es interesante considerar el proceso cerebral que culmina en un acto de votar, o en la abstención.