02-06-2010.
60/70, I
—¡Martell! ¡Martell! —gritaba con voz rajada un hombre pelirrojo, alto y fornido, abriendo la portezuela del bar que comunicaba con la planta baja, en donde estaban la bolera, los servicios y, al fondo del pasillo, la caldera de la calefacción—.