“Stille nacht, heilige nacht” (“Noche de paz, noche santa”): así comienza en su letra original uno de los villancicos más conocidos del mundo. Se canta en todos los idiomas posibles en los cinco continentes. ¿Cuándo y cómo surgió? ¿Y quién es el compositor de tan célebre villancico?
Las circunstancias históricas
Corría el año 1818. Las guerras napoleónicas habían provocado grandes penurias en Europa. La región de Salzburgo, un principado eclesiástico del Sacro Imperio Romano Germánico, gobernado durante siglos por un arzobispo, había perdido su independencia en 1805 y estaba completamente empobrecida. Multitudes de mendigos recorrían sus calles pidiendo limosna para subsistir. Destrucción, saqueo y muerte se extendían por todas partes.
El Congreso de Viena de 1815 trazó la nueva frontera entre Baviera y Austria a 20 kilómetros al norte de Salzburgo, a lo largo del río Salzach, separando al pequeño suburbio de Oberndorf. Las familias se dividen y la ciudad se empobrece, pues los barqueros y los constructores de barcos pierden la base de su prosperidad desde hacía siglos: sus privilegios del transporte de sal por el Salzach hacia el Danubio, y por él hasta Hungría. Además, se suceden catástrofes como inundaciones y pérdidas de cosechas, especialmente la de 1816, que pasa a la historia como el “año sin verano”, porque la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, esparció millones de toneladas de cenizas, polvo y dióxido de azufre que cubrió el cielo de todo el mundo e impidió la entrada de la luz solar, con un impacto negativo en el clima mundial.
La Nochebuena del 24 de diciembre de 1818
El párroco auxiliar de Obendorf, Joseph Mohr, había escrito en 1816 mientras estuvo destinado forzoso a Mariapfarr, una aldea perdida en las montañas alpinas, un poema navideño de seis estrofas y se lo llevó al organista Franz Xaver Gruber para que lo musicara.
Gruber compuso en unas horas una sencilla melodía para dos voces y coro. La ensayaron unos minutos y al terminar la Misa del Gallo, a la luz de las velas, sonó por primera vez “Stille nacht, heilige nacht” en la iglesia de San Nicolás. La interpretaron a dos voces Joseph Mohr (tenor) y Franz Xaver Gruber (bajo), junto al Belén -que hoy se encuentra en la ciudad de Ried, en la Alta Austria-, con el acompañamiento de Mohr a la guitarra. Contra lo que mucha gente cree, no sonó el órgano porque su fuelle de cuero había sido devorado por los ratones y la parroquia no tenía dinero para repararlo. Tampoco había árbol de Navidad, aún desconocido en aquella época, y que no se generalizó hasta bien entrado el siglo XIX en Europa central.
Los habitantes de Oberndorf -agricultores, artesanos, barqueros- celebraban la Navidad decorando sus casas con maderas y ramas de abeto, la limpiaban a fondo y recorrían la casa y el establo con un recipiente de incienso encendido. Por la noche iban a la iglesia para la Misa del Gallo. Cuando escucharon por primera vez “Noche de Paz” les llegó hasta sus corazones en aquellos tiempos de guerra, necesidad e inseguridad.
Los protagonistas:
Joseph Mohr nació en Salzburgo en 1792. Era hijo ilegítimo, como tantos, porque en aquella época la gente sencilla sólo podía casarse si el terrateniente o las autoridades lo permitían. Estaba bien dotado para la música y contó con la ayuda de un vicario, que le convenció de hacerse sacerdote. Nunca permaneció mucho tiempo en un mismo lugar como pastor por su frágil salud. En Oberndorf sólo estuvo dos años, de 1817 a 1819.
Como sacerdote estuvo siempre cercano a los pobres. Cuando estuvo de párroco en Hintersee le acusaron de lucrarse con la caza furtiva (los bosques eran coto privado del arzobispo) pero demostró que había comprado un corzo a un cazador furtivo para distribuirlo entre los más pobres. Fue multado pero no pisó la cárcel. En Wagrain vendió su vaca para que los niños pudieran comprar libros de texto. Era normal verlo sentado con los feligreses en la posada, tocando la guitarra que llevaba consigo. No vivió para conocer la fama de su canción: murió en 1848 a consecuencia de una parálisis pulmonar, y está enterrado en Wagrain. No sabemos qué aspecto tenía, pues no se ha conservado ninguna foto suya por su negativa expresa a ser fotografiado.
Otra anécdota es que los restos mortales de Joseph Mohr están enterrados en el cementerio de Wagrain, pero no el cráneo. La explicación: en 1912, el escultor y sacerdote Joseph Mühlbacher quiso hacer un monumento a Mohr y Gruber, para lo cual dispuso la exhumación del cráneo de Mohr. Sin embargo, tras la finalización del monumento el cráneo no fue devuelto al cementerio de Wagrain. Cuando en 1937 se construyó la Capilla Conmemorativa de «Noche de Paz» en Oberndorf, (“Stille Nacht Gedächtniskapelle”) el cráneo fue emparedado en el muro. Un molde del relieve se encuentra al pie de la colina en la que se encuentra la Capilla. No obstante, el relieve tiene poco que ver con la realidad, pues las técnicas de reconstrucción facial en 1912 no eran tan sofisticadas como ahora.
Franz Xaver Gruber tuvo una vida algo más fácil que Mohr. Nació en 1787 en la vecina localidad de Hochburg. Gracias a su talento musical -según la tradición, ya tocaba el órgano en la iglesia a los 12 años-, logró convencer a sus padres para dedicarse a la música y se convirtió en profesor e intérprete, especialmente de órgano. En 1816 era profesor de escuela primaria y organista en Arnsdorf, un pequeño pueblo a tres kilómetros al norte de Oberndorf, donde también era asistente de organista.
“Noche de Paz” no fue al principio su gran obra: compuso varias misas, hoy publicadas. Pero se dio a conocer cuando demostró en 1854 que la melodía no era de Mozart, ni tampoco de Michael Haydn, ambos compositores de la Corte, sino suya y de Mohr, y fijó la fecha exacta: 24 de diciembre de 1818. Franz Xaver Gruber murió en 1863 y está enterrado en Hallein.
La canción
Cuando “¡Noche de paz, noche santa!” sonó por primera vez en la noche del 24 de diciembre de 1818, nadie (y sus creadores Gruber y Mohr los que menos) podía imaginar que llegaría a ser tan conocida y popular. Una melodía sencilla, ajustada a las instrucciones de las autoridades eclesiásticas para los cantos religiosos de la época, en compás de 6/8, para dos voces y coro. No era un himno litúrgico, por lo que pronto se introdujo en los hogares de la clase media para celebrar la Navidad. La melodía tiene rasgos tanto de canción pastoril como de canción de cuna, dentro del tipo melódico “siciliano”, de melodía dulce y ritmo oscilante.
El manuscrito original se perdió, pero en 1995 se descubrió otro manuscrito original de Mohr, escrito hacia 1820, donde se ratifica que escribió la canción en 1816, cuando fue asignado a la parroquia de Mariapfarr. Asimismo el documento testimonia que el compositor de la melodía es Gruber y que este la compuso en 1818. Es el más antiguo manuscrito que se tiene sobre la historia de la canción y el único que contiene la letra de Mohr.
El poema original estaba escrito en lengua alemana, hecho inusual en aquellos tiempos, ya que la mayoría de contenidos eclesiásticos se redactaban en latín, idioma que solo las personas cultas entendían. Joseph Mohr insistió en mantenerlo en la lengua popular, la que podían comprender todos los feligreses. Recordemos que hasta el Concilio Vaticano II, en 1965, las misas y los himnos religiosos usaban exclusivamente el latín.
Al principio se consideraba una “canción tirolesa”, porque el organista tirolés Mauracher, que se ofreció a restaurar el órgano en Oberndorf en 1824, la llevó a su tierra natal, Zillertal, donde varias familias de cantantes la difundieron. La familia Strasser, que actuaba en ferias y teatros, cantaron “Noche de Paz” en Leipzig en las Navidades de 1831. Incluso la familia Rainer la cantó ante el emperador Francisco I de Austria y su invitado de Rusia, el zar Alejandro, y poco después la llevaron a Nueva York en 1839, donde tuvo enorme éxito, curiosamente en las congregaciones protestantes, pese a su inspiración católica y mariana. Como reacción, muchos clérigos católicos la criticaron por ser sentimental, sencilla y no reflejar el misterio de la Navidad, y apostaron por himnos más ortodoxos. Pese a ello fue impresa en numerosos cancioneros y los misioneros cristianos la dieron a conocer en todos los continentes: sus versiones hoy se cuentan en más de 320 idiomas y dialectos.
La Nochebuena de 1914 la entonaron cientos de miles de soldados de diversas naciones en sus respectivos idiomas, desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, acordando una tregua apodada «el milagro de hermandad». El Alto Mando Aliado prohibió estos signos de confraternización, condenando a quien tuviese estos comportamientos.
Años más tarde, en 1941, mientras la dictadura nazi intentaba imponer una versión de propaganda (cambiando la letra por “…todo duerme… Adolf Hitler vela por el destino de Alemania»), el presidente de EE.UU., Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico, Winston Churchill, la cantaban en la Casa Blanca.
Bing Crosby (la tercera canción más reproducida de la historia), Simon y Garfunkel, Johnny Cash, Justin Bieber, Enya, Elvis Presley, Stevie Nicks, Mahalia Jackson, Sinéad O’Connor… son solo algunas de las estrellas de la música popular que han grabado versiones del villancico.
Las versiones actuales son más cortas, cantándose las estrofas 1, 2 y 6.
En la mayoría de los países y culturas, se puede escuchar el villancico durante todo el periodo prenavideño. En cambio, en la región de los Alpes se cumple la regla no escrita de que se cante exclusivamente el 24 de diciembre.
Una ruta por sitios asociados a la canción incluye:
Obendorf, donde se estrenó. Hay un museo especial. La capilla original fue arrasada tras una inundación, y se reconstruyó en 1937 como memorial octogonal Gruber-Mohr en una zona más alta.
Salzburgo es el lugar de nacimiento de Joseph Mohr. Hay un paseo temático guiado.
Mariapfarr es el primer lugar en el que trabajó J. Mohr, donde se supone que compuso el poema. Hay un museo y un santuario.
Wagrain es la localidad en la que J. Mohr trabajó por última vez y donde está enterrado. Hay un museo y un sendero temático.
Hochburg-Ach es el lugar de nacimiento de F. X. Gruber. Hay un museo, un sendero de la paz y una representación teatral histórica el tercer fin de semana de Adviento.
Arnsdorf es la localidad en la que Franz X. Gruber era organista cuando compuso la melodía. Hay un museo y un santuario.
Hallein es donde F. X. Gruber vivió sus últimos años y donde está enterrado. Hay un museo temático y se celebran los «cánticos en la tumba de Gruber».
Steyr tiene la impresión más antigua que se conserva de la letra de la canción.
Pero también en otros lugares hay sitios dedicados al villancico. Por ejemplo, en Frankenmuth, Michigan, hay un extenso archivo relacionado con la canción, donado por la familia Bronner, y se muestran múltiples placas con la letra de “Noche de Paz” en 311 idiomas.
En 2004, se le dio a un asteroide el nombre de “Gruber-Mohr”.
Más de 200 años después, este tema interpretado en más de 300 idiomas en todo el mundo es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, Himno universal de la paz, Bien cultural internacional y Legado musical.
Excelente y completo artículo, José Luis, con una maravillosa recopilación de información que ha completado la que previamente conocía. Las versiones no pueden ser más acertadas. La que más me ha gustado, por entrañable, ha sido la versión coral con acompañamiento instrumental. La que menos, la de los tres tenores, por lo espectacular. Me parece que, el gran espectáculo no casa bien con este villancico.
Muchas gracias, José Luis, y feliz Navidad y entrada de año.
Muchas gracias, Paco. Felices Fiestas!