Por Mariano Valcárcel González.
Hace años, cuando uno tenía todavía ilusiones y hasta fe en su trabajo, me enrolé en un curso de esos restringidísimos a unos cuantos de la cuerda o avisados previamente, porque versaba sobre una temática, por entonces, muy querida y puesta en valor por la administración educativa. Para no cansar, se empezaba a trabajar e insistir en aquello de la Cultura Andaluza; materia que debería quedar como troncal, si se quería colocar a la región, a la altura de las otras nacionalidades ya desarrolladas. Por entonces, el PSOE andaba dando palos de ciego al respecto y trataba de consolidar nuestra nacionalidad como contrapeso a esas otras; es cierto que, para ello, trató de anular o dejar como meros subsidiarios a IU y al partido Andalucista (y así monopolizar el poder); y también que, a pesar de esos esfuerzos y debido a idas y venidas ideológicas, en parte, esto se logró.