Por Jesús Ferrer Criado.
Cuando le dije que era maestro, que acababa de dar mi primer año de clase y que después de un largo internado me apetecía muchísimo salir y ver con mis ojos lo que decían los libros y el NODO, el hombre sonrió como si conociera mi historia.
—Yo fui, un tiempo, profesor de instituto en Málaga, pero lo dejé. La enseñanza puede ser un paraíso o un infierno. La palabra “Claustro de Profesores” ya te lo avisa. Un sitio cerrado, una olla a presión.