Acoso telefónico ilimitado

Llevo demasiado tiempo -como, por desgracia, muchos de mis conciudadanos- sufriendo en mis propias carnes el abuso continuado de llamarme a cualquier hora del día: mañana, siesta y casi noche, con el fin de venderte o timarte en lo que sea, pues siempre será más barato y mejor lo que te ofrecen que el producto o servicio que ya tienes. Es inaudito, estamos en un país que tiene muchas leyes para la privacidad, también contra el abuso y la corrupción, pero resulta que nuestros datos personales están circulando por ahí como vaca sin cencerro. No sé de qué sirven esas leyes cuando las empresas de telefonía o de otros servicios no hacen más que saltárselas, metiéndose en nuestro hogar o intimidad, y no dejando tranquilo al ciudadano de a pie que lo que quiere es descansar y que no lo mareen con ofertas engañosas.

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Liguillas

Podría haber añadido “de ascenso” debido al papel fisiológico que en este relato desempeñan las escaleras.
La escatología, que puede ser sólida, líquida o gaseosa como la materia, y de pensamiento, palabra y obra como los pecados, tiene sus partidarios, sus detractores y algunos aventajados practicantes, sobre todo en internados más o menos rigurosos donde actúa como válvula de escape (no sé si esta imagen está destripando ya la anécdota) y motivo socorrido de las siempre liberadoras risas, aun más cuando son de origen inconfesable.

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