Análisis general de textos, 14

Por José María Berzosa Sánchez.

2.2. Sintaxis.

22.1. Análisis y cómputo de los estilos.

221.1. Nominal.

Manera de expresarse en la que predominan las formas del nombre, en sus dos variantes de sustantivo y adjetivo.

221.2. Verbal.

Manera de expresarse en la que predominan las formas verbales y el adyacente circunstancial en forma de adverbio.

22.2. Frecuencia y tipo de nexos oracionales.

Según Hernández Alonso:

«En principio toda unidad de función dentro de una estructura de nexus es un sintagma … El sintagma por excelencia, según ya vio Saussure, es “la oración”, lo que nosotros venimos llamando “nexus”, que es un macrosintagma formado por un sintagma nominal y un sintagma verbal predicado, que lo determina».

Gramática funcional del español. César Hernández Alonso, Madrid, Gredos, 1996.

La clasificación que Hernández hace de los sintagmas es variada. Esta complejidad y versatilidad le hace concluir:

«Sobre la explicación anterior se ha podido intuir las múltiples combinaciones que pueden darse de diversos tipos de sintagmas, de donde nace la gran riqueza de la estructura oracional … Una expansión puede sufrir otra serie de expansiones de diversos tipos y puede producirse una serie de expansiones en cadena. En un sintagma exocéntrico como el nexus ya hay varios sintagmas que pueden ser endocéntricos; pero dentro de éstos, a su vez, puede haber una expansión determinante prepositiva que forma otro exocéntrico, y dentro de éste … , así sucesivamente, y en teoría sin límites.

Gramática funcional del español. César Hernández Alonso, Madrid, Gredos, 1996.

Unido a este concepto del sintagma está el de adyacencia.

«Entendemos que es adyacente aquel elemento funcional que incide sobre otro formando con él unidad de rango superior, y que aporta una función semántica especificativa de delimitación, concreción … Es, pues, un fenómeno estrictamente sintáctico con la correspondiente repercusión semántica».

Gramática funcional del español. César Hernández Alonso, Madrid, Gredos, 1996.

Justo: nosotros debemos descubrir el fenómeno sintáctico y comentar exclusivamente su repercusión semántica, puesto que no se trata de realizar un análisis sintáctico del texto, sino un comentario de su valor significativo en cuanto comunicación.

Este análisis somero de los diferentes tipos de expresión, tanto oral como escrita, debe centrarse en el valor connotativo que pueda añadir al mensaje.

222.1. Conectores.

Aquellas palabras que establecen la relación entre dos oraciones que tienen la misma categoría gramatical.

222.2. Transpositores.

Aquellas palabras que introducen una oración en la función de un sintagma nominal o en uno de sus componentes.

222.3. Relatores.

Aquellas palabras que, además de transponer una oración en un sintagma, expresan una referencia a otro elemento del contexto.

22.3. Complejidad sintáctica.

223.1. Conectores textuales.

223.2. Hipotaxis [subordinación].

223.3. Incisos.

Lo que se intercala en una exposición para explicar algo indirectamente relacionado con el tema. Debe ir separado con guiones del resto del discurso.

Cuando el inciso es extenso, suele perderse el hilo sintáctico principal. El lector tiene que releer para intentar seguir el pensamiento del escritor, pero a veces, ni aún así. Es preferible desarrollar en un párrafo independiente todo el inciso.

A).

«Pero lo que clama al cielo es que al tiempo que he tenido que soportar las críticas y sermones más severos por tratar de recoger sobre el asunto, no solo una, sino todas las “verdades” en circulación —«¿Qué es eso de que en lo de Canal Plus y Sogecable no hay dolo?», me increpaba, recientemente, un conocido personaje público, comentando mis escritos, coincidentes, por otra parte, con los de García Añoveros, uno de los hombres de Prisa, sobre los problemas judiciales de Polanco— tenga que escuchar este tipo de proclamas y fervorines en pro de mi alistamiento militar. Pues para nada, porque yo ya he hecho la “mili” y el numantino y belicoso cornetín de secta del «conmigo o contra mí», no van conmigo».

Vuelve el expediente X. José Luis Gutiérrez, Madrid, ABC, 20—4—97.

223.4. Parataxis [coordinación].

22.4. Variaciones sintácticas.

224.1. Anacoluto.

Inconsecuencia gramatical en el régimen, o en la construcción de una cláusula. Suele producirse con mayor frecuencia en el habla. Algunos autores reproducen a propósito en sus obras estas inconsecuencias, que deben valorarse más como recreaciones artísticas que como expresiones defectuosas o solecismos.

A).

«A pocos días de haberle escrito, cata el coche de colleras y el mayoral Gasparet con sus medias azules, y la madre y el novio que vienen por ella; recogimos a toda prisa nuestros meriñaques, se atan los cofres, nos despedimos de aquellas buenas mujeres, y en dos latigazos llegamos antes de ayer a Alcalá».

El sí de las niñas. Leandro Fernández de Moratín, Madrid, Castalia, 1975.

B).

«¡Quitármela! (Paseándose inquieto) No… sea quien fuere, no me la quitará. Ni su madre ha de ser tan imprudente que se obstine en verificar ese matrimonio repugnándolo su hija…, mediando yo… ¡Sesenta años!… Precisamente será muy rico… ¡El dinero!… Maldito él sea, que tantos desórdenes origina».

El sí de las niñas. Leandro Fernández de Moratín, Madrid, Castalia, 1975.

C).

«Pues dijo que esos italianos —por los dos hombres que estaban allí, hombres que señalaba con un gesto un poco cínico de su cara— eran todos iguales: todos eran ingenieros, abogados, comendadores. Pero en verdad eran unos malandrines, que había que andar con escopeta«.

Sobre héroes y tumbas. Ernesto Sábato, Barcelona, Seix Barral, 1991, 5.ª edición (definitiva).

A veces, el autor utiliza el anacoluto con intención irónica:

D).

«Ella es verdad que es vieja, pero fea».

Poemas escogidos: ‘Poemas amorosos’. ‘Poemas satíricos y burlescos’. Francisco de Quevedo, Madrid, Castalia, 1972.

224.2. Enálage.

Mudar las partes de la oración o sus accidentes.

A).

«… juventud recobrada y perdida en el curso de un adulterio cuarentón«.

Ardor guerrero. Antonio Muñoz Molina, Madrid, Alfaguara, 1995, octava edición.

Debería decir el adulterio de un cuarentón.

B).

«—Debimos habernos ido a Veracruz directo —dijiste.

—Pero es época de secas —dijo Franz».

Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.

Se usan los adjetivos subrayados por el adverbio directamente y el sustantivo sequía.

En este otro ejemplo, ‘ir por la acera de la izquierda’ no se ajusta con la expresión lingüística utilizada:

C).

«Camina del lado izquierdo de la acera, en vez de seguir el orden de los que llevan su dirección y parecen haber escogido el margen derecho; camina tropezando con las gentes que vienen en dirección contraria a la suya, aprovechando los encuentros para pedir perdón y mirarlos a la cara, tocar sus brazos, obligarlos, quizás, a mirarlo».

Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.

En el ejemplo siguiente, el verbo inicial, evocaba, exige una correlación temporal en los otros dos verbos usados. El poeta, llevado por la sensación de presente que le produce el recuerdo, rompe la coherencia gramatical de los tiempos verbales.

D).

«Un rosa cándido por las nubes remotas

evocaba mejillas relucientes donde un beso

ha teñido purezas de magnolia mojada,

ojos húmedos, frente salina y alba

y un rubio pelo que en el ocaso ondea«.

Sombra del paraíso. Vicente Aleixandre, edición de Leopoldo de Luis, Madrid, Castalia, 1976.

224.3. Hipálage.

Figura consistente en referir un complemento a una palabra distinta de aquella a la cual debería referirse lógicamente.

A).

«… trajeron en barcazas y en carretas lentas la nueva piedra, rosada, de tezontle, y pusieron las bases nuevas, los nuevos cimientos del solar …».

Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.

En este ejemplo, quienes se crujen son los espectadores y no el teatro:

B).

«A María José siempre le queda el recurso mudo de insinuar una cadera y se cruje el anciano teatro Reina Victoria».

La derechona. Francisco Umbral, Barcelona, Planeta, 1997.

En estos otros ejemplos, los adjetivos sofocada y aterido son adyacentes de habitación y de gesto, cuando realmente se refieren siempre a la persona que está en la habitación o que realiza el gesto.

C).

«—Pero por qué se molesta, padre —dijo el inspector, notando un principio injusto de irritación hacia el viejo, deseando no estar allí, en la habitación tan pequeña y sofocada de polvo, blindada de silencio como el interior de una cámara subterránea».

Plenilunio. Antonio Muñoz Molina, Madrid, Alfaguara, 1997.

D).

«Al volver, pisando silenciosamente las baldosas, se tapaba los pechos con los brazos cruzados, en un gesto aterido de pudor».

Plenilunio. Antonio Muñoz Molina, Madrid, Alfaguara, 1997.

224.4. Régimen preposicional.

Preposición que pide cada verbo, por ejemplo: el régimen del verbo ir es a: Fuimos a la excursión. El mayor problema que presenta el régimen preposicional es el llamado dequeísmo, y su opuesto el queísmo. Últimamente, se observa una tendencia a hacer desaparecer las preposiciones que rige un determinado verbo: confío que … [confío en que]. Hay todo un proceso abierto de estudio y clasificación de los diferentes tipos y de su uso.

224.5. Silepsis.

Tropo que consiste en usar a la vez una misma palabra en sentido recto y figurado: Lo puso más derecho que una vela.

224.6. Zeugma.

Figura de construcción, que consiste en que cuando una palabra que tiene conexión con dos o más miembros del período, está expresa en uno de ellos, ha de sobrentenderse en los demás.

A).

«El automóvil vuelve a arrancar, el disco a rayar».

Cambio de piel. Carlos Fuentes, Madrid, Alfaguara, 1994.

berzosa43@gmail.com

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