Vuelven los bulos. Ahora, los antivacunas.

Con la epidemia de COVID sufrimos un ataque masivo de bulos en medios seudoperiodísticos o alternativos sin control ético alguno, y en las redes sociales y canales de YouTube. Las teorías más atrabilarias se hicieron fuertes y nos lanzaron mensajes paranoicos como lo del virus chino creado por superespías y científicos muy muy malos y lo de la dominación mundial, tras lo cual está siempre Bill Gates o George Soros. Luego vino la fase de las curaciones milagro: aspirar vapor de agua, beber grandes dosis de zumo de limón, tomarse chupitos de desinfectante de piscinas (hidroxicloroquina) o simplemente, inyectárselo (Trump). No faltaron quienes anunciaron que todo era un castigo divino por nuestros pecados (el Padre Vera en la COPE, los fundamentalistas del ISIS) o de la madre naturaleza por nuestros abusos (teoría de la pachamama y así…)

Todo esto era un insulto a la inteligencia pero de gran eficacia discursiva, por lo que se sumaron en tropel las legiones de terraplanistas, grupos de extrema derecha o alt-right, y conspiranoicos en general.

Pero ahora las turbas iletradas y tendenciosas se han lanzado en tropel con un nuevo mantra: las vacunas son malas, no sirven, o las dos cosas a la vez.

Bueno, vayamos por partes:

BULO 1.- CoViD significa «Certificado de Identificación de Vacunación con Inteligencia Artificial«. FALSO. Significa “COronaVIrus Disease”. El nombre fue acordado por la OMS el 11 de febrero de 2020, para eludir denominaciones geográficas o de etnias. Y aclaremos, CoViD no es un virus, es la enfermedad provocada por el virus SARS-COV-2, siglas de «Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2» , que significa «síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2» . Y lo del 19 hace referencia al primer caso detectado con síntomas, el 8 de diciembre de 2019, en el mercado de animales de Wuhan.

BULO 2.- La vacuna antiCOVID forma parte de un “Plan Internacional para el Control y la Reducción de las Poblaciones”. FALSO. No hay constancia de tal Plan, ni iniciado en enero de 2020, ni antes ni después. Afirman que «es un objetivo de la Agenda 2030, para despoblar y quitar gente de en medio mediante las vacunas de la gripe”. En realidad, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un plan de acción que nace del compromiso de los Estados miembros de las Naciones Unidas para favorecer “la igualdad entre las personas, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible”. Este bulo lanzado por César Soriano, un difusor peruano de teorías esotéricas y de míticas civilizaciones precolombinas en YouTube, ha sido amplificado por el Dr Petrella, ginecólogo italiano jubilado y que ya fue sancionado por oponerse a la vacuna del papiloma humano.

BULO 3.- Las vacunas antiCOVID no sirven. FALSO. Que las vacunas hayan erradicado prácticamente enfermedades tan infecciosas como la varicela, el sarampión, las paperas o la tuberculosis no parece ser bastante evidencia. La OMS calcula que salvan más de dos millones de vidas cada año.

BULO 4.- Las vacunas reactivan el virus. FALSO. El propósito de las vacunas es «enseñar» a nuestro cuerpo cómo luchar contra un patógeno determinado. Al introducir en el organismo un antígeno (virus o bacteria) desactivado, el sistema inmune actúa como si éste estuviera vivo y se arma contra él. Cuando nos infectamos, el cuerpo está preparado para actuar más rápido y más eficaz. Las vacunas basadas en ARN-m son más avanzadas y actúan sobre las proteínas de la espícula del virus. Los científicos crean un ARN mensajero sintético en el laboratorio, que contiene una copia de parte del código genético viral. Este ARN-m hará que nuestras células fabriquen la proteína S característica del virus y esto alertará a nuestro sistema inmunitario.

BULO 5.- Las vacunas antiCOVID alteran el ADN. FALSO. El hecho de que las vacunas de Pfizer o Moderna usen fragmentos del material genético del virus -o ARN mensajero- (gran avance, por otro lado, para futuras terapias) no implica alterar el ADN. «El inyectar ARN a una persona no cambia nada del ADN de una célula humana«, explicó el profesor Jeffrey Almond de la Universidad de Oxford. Las vacunas clásicas usan un virus debilitado o un fragmento del mismo para que nuestro sistema inmune produzca anticuerpos. Las vacunas génicas, como las desarrolladas por Pfizer/BioNTech y por Moderna, buscan que el propio organismo produzca una proteína del virus sin necesidad de inyectarlo. Es cierto que ninguna vacuna ARN-m ha sido usada con anterioridad, pero desde hace 15 años se han realizado múltiples estudios de vacunas ARN-m en humanos en los últimos años. Y, desde el inicio de la pandemia, la vacuna ha sido analizada en decenas de miles de personas en todo el mundo y sometida a un riguroso proceso de seguridad para su aprobación.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55091870

BULO 6.- Las vacunas antiCOVID se hacen destruyendo fetos humanos. FALSO. Es un video publicado en una de las principales páginas antivacunas en Facebook. El estudio que falsean exploraba cómo la vacuna reaccionaba cuando era inyectada en células humanas en el laboratorio. La confusión pudo darse porque hay un paso en el proceso de desarrollo de la vacuna que usa células criadas en un laboratorio, que descienden de células embrionarias que de otra manera hubieran sido destruidas. Esa técnica fue desarrollada en los años 60 y no se abortaron fetos para esa investigación. Los desarrolladores de la vacuna en la Universidad de Oxford dicen haber trabajado con células clonadas, pero que estas células «no son células de bebés abortados»

BULO 7.- Las vacunas provocan autismo u otras enfermedades. FALSO. Este es el origen del movimiento antivacunas: El Dr. Wakefield, del Royal Free Hospital de Londres, a partir de algunos casos de colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn en vacunados con la triple vírica (que se ha aplicado a más de 600 millones de niños y ha salvado millones de muertes, según la OMS) dedujo que lo uno llevaba a lo otro. Y no se limitó a ello, sino que en 1995, estudió a 11 niños y una niña, que padecían trastornos psíquicos o del desarrollo intelectual, 8 de los cuales habían sido vacunados con la triple vírica, y afirmó sin más que la causa de ello era la vacunación. Aunque toda la comunidad científica desautorizó tal afirmación, algunos medios sensacionalistas lo difundieron, y miles de padres se negaron a vacunar a sus hijos, duplicando los casos de sarampión en un año. El Dr. Wakefield se convirtió en el adalid del movimiento, embarcándose en campañas agresivas en Inglaterra y Estados Unidos. Pero en 2004 el Sunday Times descubrió que había alterado los datos y los resultados de los experimentos, y que en 1997 había solicitado una patente para una vacuna contra el sarampión de un solo antígeno, con lo que tenía un evidente conflicto de intereses económicos. Fue condenado en Inglaterra, expulsado del Colegio de Médicos y cancelado su título. Hoy vive a cuerpo de rey en EEUU. No puede firmar recetas a pacientes pero sí autógrafos entre sus seguidores. Por otro lado, sobre los supuestos efectos secundarios, recordemos que la aparición de anafilaxia en las vacunas es normal, sobre todo en pacientes que hayan tenido antecedentes de alergias. De hecho, según datos del CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU), de los 21 casos detectados hasta ahora (sobre 1,9 millones de vacunados,), 17 tenían antecedentes alérgicos y 7 de anafilaxia. Estos datos llevan a un médico inglés a predecir 700.000 muertes causadas por la vacuna, todo un récord.

https://youtu.be/H_QEspoZ9t4

BULO 8.- Las vacunas antiCOVID implantan un microchip para crear robots humanos. FALSO. Ni hay microchips rastreables, ni Bill Gates está detrás, digan lo que digan el estrambótico Presidente de la Universidad Católica de Murcia o Miguel Bosé. Los rumores se propagaron cuando Gates dijo en una entrevista que a la larga «tendremos unos certificados digitales» que podrían mostrar quién se ha recuperado, hecho la prueba y finalmente si fue vacunado. Pero no hizo ninguna mención de microchips. Un periodista de un medio sensacionalista de extrema derecha tituló: «Bill Gates usará microchips implantados para combatir el coronavirus». La realidad es que, entre cientos de estudios financiados por la Fundación Gates, hay uno sobre una tecnología que podría almacenar los registros de vacunas de alguien en una tinta especial aplicada al mismo tiempo que una inyección. No habla de un microchip, más bien de un tatuaje invisible. Todavía no se ha lanzado y tampoco permitiría el rastreo de las personas ni almacenar la información en una base de datos, aclara Ana Jaklenec, la científica de referencia del estudio.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-52952518

BULO 9.- La pandemia de COVID-19 está causada por el 5G, igual que la de gripe lo fue por las ondas de radio. FALSO. Aclaración previa: la pandemia de gripe se inició en 1918, y las primeras emisiones de radio comercial fueron en 1920. Ergo… Por lo demás, las evidencias disponibles, que son abundantes (unos 25.000 estudios científicos en los últimos 30 años según la Organización Mundial de la Salud) indican que la exposición cotidiana a los campos electromagnéticos de baja intensidad (radio, móviles, WiFi, 4G, 5G, etc.) no tienen efectos sobre la salud. Otra versión de esta conspiración asegura que Wuhan fue la primera ciudad china en implantar redes 5G y que la enfermedad que causa el coronavirus es el resultado de un exceso de exposición a esas ondas. Es falso, el 5G se probó en Shangai y luego en Pekín. En Wuhan no había esta red.

Hay muchos más bulos  que pueden hacernos reventar las neuronas, pero lo dejamos por ahora… Resumiendo:

https://youtu.be/PJ37gV6ZZbk

Autor: José Luis Rodríguez Sánchez

Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de Magisterio de la SAFA de Úbeda (AAMSU)

2 opiniones en “Vuelven los bulos. Ahora, los antivacunas.”

  1. Gracias, José Luis, por tan documentado como completo artículo. Creo que, si no el origen, sí el trasfondo de todo esto reside en el gran poder de los medios tecnológicos puestos a disposición de gente semiculta, mágica e ilógica. Solo hay que salir a la calle y ver el % de gente agarrada frenéticamente a sus telefonillos. Es la otra cara (negativa y desagradable del progreso). Institutos demoscópicos hacen encuestas que revelan que la inteligencia de la nueva generación es menor que la de las anteriores (y esto no parece un bulo). La sociedad española y europea se va americanizando en una vertiente isospechada: la de salvar a una élite intelectual, que son los que hacen avanzar la ciencia y tecnología para poner, por ejemplo, un sofisticado aifón en manos de un palurdo, y dejar a la mayoría en una plena indigencia intelectual, meros consumidores. Creo que el camino va por ahí (documentaré lo que digo próximamente).

    1. Gracias, Alfredo. No puedo estar más de acuerdo. Y después de más de 40 años dedicados a la docencia con adolescentes, me dan ganas de tirarme al mar, visto el paisanaje.

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