50º aniversario del CEIP “Sebastián de Córdoba” de Úbeda

El día uno de septiembre de 1970, el actual C.E.I.P “Sebastián de Córdoba” de Úbeda (Jaén), más conocido por antiguas generaciones como “Colegio de la Explanada”, inició un nuevo y definitivo curso, con la denominación de Colegio Nacional “General Franco”. Estaba formado por nueve unidades escolares pertenecientes al Colegio Nacional “Santísima Trinidad” y ocho procedentes del Colegio Nacional “Virgen de Guadalupe”, permaneciendo unos años en la sección de “San Miguel”, del Barrio de la Guita, hasta que pasó finalmente a manos del “Virgen de Guadalupe”.


Por ello, el próximo curso 2020-2021, cumplirá -esta conocida y tan querida institución educativa- su medio siglo de vida, administrativamente independiente, segregada -desde entonces- de los otros dos centros escolares ubetenses mencionados.

No es que fuese un colegio de nueva creación, como tal, porque el edificio (y la escuela) ya existían desde 1927 -lo que hoy es el pabellón central-, siendo construido en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera (http://www.aasafaubeda.com/index.php/en-mi-residencia/109-conocer-ubeda/2675-nuevo-colegio-renovadas-ilusiones), ya que se hicieron tres edificios similares para utilizarlos como colegios en Úbeda. Además del mencionado: el Colegio “Cristo del Gallo”, hoy desgraciadamente desaparecido y convertido en un anodino parque; y el “Colegio del Alcázar”, actualmente en uso indebido e impropio para el que fue construido de comunidad vecinal, tras larga y lenta agonía como centro educativo de adultos.

 


Supongo que, el equipo directivo, claustro y consejo del centro (actuales), tendrán pensado conmemorarlo por todo lo alto, como ya lo hiciera el vecino IES “San Juan de la Cruz”, en su momento; o el CEIP “Virgen de Guadalupe”, el curso que hemos acabado. ¡Qué pena encontrarme yo tan lejos ahora y no poder ayudar (si se me pidiese) y disfrutarlo en vivo y en directo! Hay tiempo, durante este verano, para preparar y dar a conocer, tanto a la propia comunidad educativa como a la “Ciudad de los Cerros”, y a toda la provincia del Santo Reino, cuánto bien educativo y ejemplar se ha regalado amorosamente en este medio siglo de acendrada existencia.


Cuando yo ejercía de director del centro, Eusebio Campos Jimeno, Antonio Santos Zaragoza y el que esto escribe, tuvimos a bien publicar sendos ejemplares (“Historia de nuestro colegio”, en versión infantil y adulta), con preciosas y elaboradas ilustraciones de la artista docente, Lupe Fuentes Morales, así como diversas fotos del profesorado del centro de todas las épocas, aprovechando la ocasión de su 30º aniversario (en junio de 2001, cual “Odisea del Espacio”) mediante la XX Semana Cultural que conmemorábamos por aquel entonces. Supongo que andarán archivados en la biblioteca del centro y en otros muchos hogares ubetenses que los guardarán como oro en paño, pues siempre les recordará su infancia dorada -o la de sus hijos o nietos- en ese lugar tan mágico, en donde el tiempo y el espacio se detuvieron tan milagrosamente.


La parábola evangélica de la viña viene aquí que ni pintiparada, pues unos (maestros y demás personal docente o discente) llegaron a primera hora de la mañana (es decir, del medio siglo de su existencia) a ejercer su labor educadora y docente -o a recibirla-; otros, a diferentes y escalonadas horas del día; incluso algunos, casi a la hora de acabar la jornada; aunque todos contribuyeron -incluyendo alumnado, padres-madres e, incluso, abuelos- a complementar y coronar una concienzuda labor educacional que siempre empieza en casa, continúa en el aula y cole (agrandándola y complementándola, con rigor y acorde los tiempos que corran); y terminando por desembocar -el alumnado- en el antiguo instituto o IES moderno, para marchar después a la universidad y/o, finalmente, al mundo del trabajo; todo ello para que la propia sociedad ubetense se enriqueciese y mejorase, empezando por la convivencia cotidiana, en donde las clases sociales desaparecían con el único objetivo de aprender a vivir y saber, creando hábitos y prácticas sanas.


Nuestro colegio también se parece mucho al río Guadiana, que va llevando cada vez más caudal y hondura -desde su nacimiento- y que se oculta -a veces- (cual labor diaria y callada) para salir con más fuerza y brío en otros tramos de la vida y la historia, remarcando siempre el trabajo educativo y docente -bien hecho- que llevan impreso, en sus mentes y corazones, las riadas de discentes que han pasado por sus aulas, dependencias y patios; y que suelen tener tan bellos recuerdos de su estancia en este colegio; sin que puedan faltar algunos momentos escolares duros, en alguno de ellos; y, sobre todo, rememorando otros tiempos difíciles, en los que la escuela tenía una disciplina y forma de actuar diferentes a las que hoy se estila; y que, con el transcurrir del tiempo, se han ido dulcificando.


Un ejemplo de adaptación fortuita reciente -demasiado cruda y palpable, por desgracia- es lo que han debido de pasar y sufrir los compañeros, docentes y familias amigas del alumno de 5º curso que fue asesinado trágicamente por su propio padre, juntamente con su hermano y madre, hace unos días. La vida siempre ha sido dura y difícil y la escuela permanentemente ha tratado de ir enseñando lo mejor para afrontarla en cada momento; como estos pasados meses se ha vivido en toda España, con la inesperada llegada de la COVID-19, trastocando todos los esquemas educativos, habidos y por haber, tanto para el alumnado como para el profesorado, padres o madres; e incluso, abuelos.


Ya -con anterioridad- nuestro cole (como el resto de centros educativos del territorio autonómico andaluz y nacional) había padecido demasiados cambios normativos, educativos y sociales que han sabido soportar estoicamente, aprovechándolos todos los componentes de este afamado colegio, de tan honda raigambre ubetense, para mejorar lo que ya se tenía…
¿Cómo ha sido posible afrontar tantos retos y problemas que se les han ido presentado a lo largo de estos 50 años?: pues, con unos profesionales de lujo, dedicados a su labor educadora y que se han ido relevando y renovando a lo largo de generaciones y cursos escolares; siempre adaptando y mejorando el binomio enseñanza-educación (o viceversa) que se les proponía; siendo peleones y batalladores permanentemente, inconformistas en su profesión, sin dejar de dar los pasos necesarios para que este colegio fuese punta de lanza de los centros públicos educativos de Úbeda; viniendo -en sus orígenes- de ser un colegio casi marginal que se fundó a las afueras de la ciudad, en la antigua explanada en donde se celebraba la Feria de San Miguel, a la que yo de pequeño iba, teniendo vagos recuerdos y fotos en blanco y negro que así lo corroboran; sin saber que mi madre -también- había estado de alumna allí y que yo sería -durante 18 años- colaborador interesado (nueve, como director; y, otros tantos, como maestro en diferentes niveles y etapas), hasta que me llegó la hora de la jubilación gozosa (http://www.aasafaubeda.com/index.php/component/content/article/20-acontecimientos/3289-gracias-a-todos-por-todo).


Por eso sigo aprendiendo en mi estado de renovado jubilado ya que he visto tantos cambios, siempre reciclándome (como mis compañeros en activo), cual moneda de curso legal que este colegio siempre ha usado, con sus dos caras (enseñar y educar) y con la innovación por norte y guía, cual euro que ahora se usa en toda Europa, mientras antaño se usaba en nuestro país la rubia peseta. Todo ello, modelado e impregnado de sumo cariño y abnegación, con la mirada puesta fijamente en servir decentemente al parvulito o al alumno de primaria, para llevar a buen término esta loable labor educativa, tan difícil de materializar y que tantas variables conlleva.


El listado de buenos y trabajadores profesores y personal de administración y servicios, así como de los miles de alumnos (normales y competentes, en su mayoría; brillantes, algunos pocos) sería interminable el reflejar aquí; pero no quiero olvidar -ni dejar de mencionar- a su primer insigne director, don Juan Pasquau Guerrero, del que tuve la suerte de ser alumno suyo en sus charlas vespertinas en la Safa de Úbeda, cuando estudiaba 3º de magisterio (allá por el curso 1972-73), que entonces era de prácticas completamente; y a su siempre, constante y tenaz sucesor (que fuera su mano derecha): Eusebio Campos Jimeno, toda una institución en este centro educativo, quien consiguió aunar en la “Casa Madre” (el único edificio del Colegio de la Explanada) a la sección de San Miguel, tan distante física y socialmente, gracias a su buena y paciente gestión, dándole más de un quebradero de cabeza…

Los padres y madres, desde siempre y mayoritariamente, por medio de individualidades destacadas o mediante las sucesivas Asociaciones de Padres (APA) (habiéndose constituido la primera en el primer trimestre de 1979), han sido -a su vez- un soporte fundamental y de apoyo a la labor educativa realizada. Incluso, cuando -en los albores y su consolidación- se hacían partidos de futbol amistosos, entre profesorado y padres, para celebrar la finalización del curso o cualquier otro evento; o en la nueva y larga etapa siguiente, cuando las madres tomaron el relevo y el mando y se organizaron maravillosamente (AMPA), como solo ellas saben hacerlo,

constituyendo un grupo de teatro musical que tuvo grandes éxitos en nuestra simpar ciudad (http://aasafaubeda.com/index.php/20-acontecimientos/3164-nueva-representacion-del-musical-el-rey-leon).
Finalmente y para que quede constancia fundada de las múltiples actividades realizadas felizmente por este colegio (y resolver así la posible ansia de curiosidad o el deseo informativo de todo amable o intrépido lector que quiera saber lo acontecido en “La Explanada” durante tantos años), anoto algunos enlaces que demuestran la vitalidad festiva y lúdica que siempre ha alcanzado este colegio, incrementada -aún más, si cabe- cuando tomó posesión de maestra de música la infatigable, irrepetible y alegre compañera canenera, Aurora Jódar Jódar (http://www.aasafaubeda.com/index.php/escritos/20-acontecimientos/2473-qdia-de-andaluciaq-en-el-qsebastian-de-cordobaq; http://www.aasafaubeda.com/index.php/escritos/20-acontecimientos/2465-jornada-carnavalera-en-el-sebastian-de-cordoba).


El número de actividades educativas y/o conmemorativas: lúdicas, deportivas, fiestas puntuales con motivo de la Navidad, Carnaval, Día de Andalucía, Fiesta Fin de Curso, Semanas Culturales, etc., son incontables y siempre fueron sumamente provechosas. Se han realizado tantísimas actividades extraescolares; viajes fin de curso; clases y competiciones de ajedrez (con la gratuita y desinteresada maestría de don Antonio Santos Zaragoza); llegada de los Reyes Magos de Oriente a nuestro cole… que han dado siempre un sello especial a la educación que este centro imparte, con tal de conseguir que el alumnado salga formado integralmente.



Los retos actuales son muchos, pues la educación-enseñanza demanda demasiados logros concretos y variables, especialmente complicados con la COVID-19, que precisa de muchos más espacios y de la separación individual obligatoria de cada alumno para que no se siga propagando este coronavirus importando de oriente, en mala hora…


Como anécdota destacable me gustaría anotar que Antonio Muñoz Molina situó su novela Plenilunio, en nuestro centro. Llegó a venir incluso Imanol Uribe para ver si podía grabarse la película allí; pero aunque se creó mucha expectación entre profesorado y alumnado, finalmente, escogió Valencia para rodar este filme.


No puedo ni quiero dejar de anotar un canto agradecido a todos los maestros (y maestras, se entiende) que entregaron su vida a este colegio (se me viene a la memoria -ahora- esa gran maestra que fue, durante tantos años ejemplar desde “La Guita” hasta “La Explanada”: doña Asunción Rull Góngora; y otros muchos que no puedo anotar aquí, pues me faltaría espacio); también a los que actualmente están dejándose la piel -como este nefasto curso pasado online o a distancia-; y a los que seguro vendrán en un futuro, más o menos cercano; así como al alumnado, personal de administración y servicios, AMPA, etc. de todos los tiempos pasados, actuales y del futuro.


Dios quiera (y los ubetenses también) que el CEIP “Sebastián de Córdoba” siga teniendo muchos más años de vida académica, al menos otros 50, y que pueda cumplir un siglo de existencia, aunque muchos de los que ahora estemos o leamos este artículo no lleguemos a verlo y saborearlo.
¡Lo haremos desde el más allá…!

 

 

 

 

 

 

 

 


Sevilla, 28 de junio de 2020.
Fernando Sánchez Resa

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