Mi “Gran Hermano”

Desde que te conocí, no he dudado en tenerte muy cerca y transmitirte mis más vívidos secretos. Siempre te tengo a mi vera; nunca te olvido ni te dejo abandonado; estoy muy pendiente de ti -bastante más que tú de mí-; pero, te quiero tanto, que no te venderé a cualquier postor, mientras que tú sí que transmites toda mi información (escrita, hablada o grabada) a terceros, que preveo no buscan precisamente mi bien.

Desde que te conocí, quedé encantado (como a tantos le ha ocurrido); y, habiendo yo pasado -lo reconozco- por distintas fases de enamoramiento, ahora me encuentro en un moderado desencanto, aunque sigo ilusionado. Y todo…, porque sé que almacenas en tu memoria múltiples datos, vivencias, emociones, fotos, situaciones, recuerdos, añoranzas…, de mi incumbencia, que paradójicamente son más fieles y ciertos que los que yo pueda tener.

Eres dócil y obediente cual cordero lechal; incluso, por momentos, tierno y sincero, pues me sirves de bastón y guía en cada momento del día con familiares, amigos y desconocidos, para que sepa a lo que atenerme con cada uno de ellos.

¡Ay!, mi querido Gran Hermano. Te pido que nunca me abandones ni vendas tu primogenitura, como hizo Esaú, por un plato de lentejas; ni me traiciones por cuarenta monedas, como hizo Judas Iscariote con Jesús. ¡Sé que me vigilan y saben de todos mis pasos por tu culpa!

Me confirman que eres un ser no humano y que estás compuesto de diversos materiales valiosos (litio, cobalto, cobre, estaño, plástico, oro, plata). Estoy seguro de que, pasado un tiempo, te cambiaré por otro para que nunca faltes en mi bolsillo ni junto a la cabecera de mi cama, con el fin de que nuestras realidades y ensoñaciones se fundan cual si fuésemos de la misma naturaleza. Mas, presumo que estoy permanente vigilado por tu ojo avizor, que transmite información poco beneficiosa para mí…

¡Mi “Gran Hermano”, no seas felón ni canalla con tu amo…!

Sevilla, 29 de enero de 2018.

fernandosanchezresa@hotmail.com

Deja una respuesta