Atardece en la medina de Fez

Atardece sin horas concebidas,

sólo atardece,

y es un nuevo milagro

la luz sobre los muros.

En la lenta liturgia del ocaso

la blanda luz morada,

que como un mar inunda

las azoteas, cubre

la piel de las murallas,

al tiempo que se abren

las puertas de la noche.

La medina se enciende

con candiles y lenguas

de incienso y alhucema.

El paso clandestino del silencio

deja en el polvo de las callejuelas

el rastro de lo eterno.

juralopez42@msn.com

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