Recuerdos de la SAFA – 57: La expulsión

Recuerdos de la SAFA – 57: La expulsión (el cura Calles – II)

A finales de marzo de 1969, tras una nueva clase tormentosa de Religión sobre el Dogma, en la que le reprochamos no haber hecho ni un solo examen parcial y que por tanto nos íbamos a juntar con toda la materia en el trimestral, el cura Calles se marchó sin terminar la clase dando un portazo. Tras la cena, se presentó en el ala de nuestros dormitorios, llamó al delegado de curso, Juan Antonio Abarca, y en medio del pasillo le dijo que al día siguiente habría un examen a segunda hora. El delegado le dijo que ya teníamos fijado a tercera uno de Física y Química, bastante importante, y que todos estábamos estudiando como locos. Elevó el tono de voz, con lo que muchos nos asomamos al pasillo a ver qué pasaba y pudimos oírle decir que “eso es lo que hay; y si no, no haber protestado tanto”, marchándose a continuación con un revuelo de su sotana.

Salimos todos al pasillo y Juan Antonio nos contó lo del examen. La indignación subió muchos enteros y, a bote pronto, dijimos que de eso nada. Juan Antonio, un hombre calmo y sensato, nos dijo: “dejadme un momento, voy a buscarlo a la zona de los curas, a ver si puedo hacerle entrar en razón”. Allí nos quedamos, esperando su vuelta mientras crecía la temperatura emocional. Ya nadie se acordaba que al día siguiente teníamos el examen  gordo de Física y Química. Volvió al poco y su cara era un libro abierto: “Me ha dicho que ni hablar y que, además, lo va a poner lo más difícil que pueda”. En esta asamblea improvisada en el pasillo acordamos que nos negaríamos a hacer el examen.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 57: La expulsión»

Recuerdos de la SAFA – 56: El cura Calles

Recuerdos de la SAFA – 56: El cura Calles

El padre Antonio Calles Silva llegó al colegio a principios de los sesenta. Pronto destacó por su presencia: joven, alto, de casi dos metros y muy inteligente. Catalán, no se notaba ese detalle ni su acento, aunque entonces eso era indiferente. Empezó dando Literatura en Magisterio porque no le gustaban los alumnos de Profesionales. Al principio cumplía con su trabajo, pero pronto se mostró más preocupado por las relaciones sociales que por la preparación de las clases o por la formación intelectual de sus alumnos. De hecho, se pegó a un grupo “peculiar” de sus alumnos de Magisterio, los más destacados y animosos, como Julio, Miguel, Pedro, José, Antonio et alia… Con los demás se ganó el apelativo, ciertamente irrespetuoso, de “el cura Calles” que reservábamos para los jesuitas no consagrados y poco afines a nosotros.

El Real y el Colegio de las Carmelitas

Nuestro amigo Miguelín, el as del billar y la contabilidad, nos confesó que el cura Calles era muy coqueto: miraba a las chicas con descaro aunque no pasaba de ahí. Paseando una tarde por el Real, se cruzaron con una bellísima señorita. Para nosotros todas lo eran, claro. Miguelín, que no se cortaba un pelo, le dijo al padre:

“¡Vaya ojazos que tiene la nena!” (aunque pensaba en otras partes de su anatomía)

A lo que él, sin alterar el paso, y con voz fatua contestó:

— “Pues sí. Y nos está mirando”.

Miguelín se giró y comprobó que la muchacha, efectivamente, había vuelto la cabeza para mirarlos. Desde entonces, envidió el sin par atractivo del sacerdote y la seguridad e interés que mostró en asunto de faldas.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 56: El cura Calles»

Recuerdos de la SAFA: El “Grand Tour” del 67

 El “Grand Tour” del 67

(“Grand Tour”: Dícese del largo viaje que realizaban los jóvenes aristócratas británicos de los siglos XVII y XVIII por toda Europa, especialmente Francia e Italia.)

Antes de los exámenes trimestrales previos a las vacaciones de Navidad, nos reunieron en el aula de estudio nuestros tutores, el Padre Oviedo y D. Bernardo, y nos propusieron algo que primero nos sorprendió y luego nos entusiasmó: hacer un viaje de fin de curso por algunas ciudades de Andalucía. Así, a bote pronto, nos pareció un regalo divino: la mayoría de nosotros no había hecho más viaje digno de tal nombre que de nuestro pueblo a Úbeda. Llenos de entusiasmo, apenas acertamos a preguntarles más detalles, pero ellos lo traían todo muy pensado. Nos lo decían en ese momento por dos razones: para que recabásemos la autorización de nuestras familias en las vacaciones y para que empezásemos a organizar los detalles; sobre todo, la financiación. Lo primero, cosa fácil: la mayoría volvimos de las vacaciones con un permiso firmado. Bueno, algunos no lo trajeron y discretamente no quisimos preguntar el porqué (ya suponíamos que las disponibilidades económicas de muchos no estaban para tales dispendios), pero pronto nos juntamos una cincuentena de entusiastas viajeros.

Entusiasmo a la ida y cansancio a la vuelta. Obsérvese la fila central de sillas en el pasillo.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA: El “Grand Tour” del 67»

Recuerdos de la SAFA – 53: D. Isaac (II). Gran profesor y mejor persona

Recuerdos de la SAFA – 53: D. Isaac (II). Gran profesor y mejor persona

Don Isaac a veces podía ser injusto y de hecho sufrimos alguna vez decisiones equivocadas, sobre todo cuando tenía que ejercer de inspector. Pero también es verdad que nunca tuvo el menor empacho en reconocer su error y corregir el posible daño que hubiese hecho. En clase era todo un personaje: nos hacía participar a todos y aunque al principio estábamos un poco cortados pronto nos dimos cuenta de que era una estrategia pedagógica. En francés, lo ya dicho: todos en corro y fritos a preguntas, y luego a construir frases. En F.E.N., empezábamos con una lectura de un texto del libro por un alumno y los demás, atentos, porque saltaba el turno y ay de ti si no sabías seguir. Todo ello entremediado de preguntas a troche y moche que desarrollaban nuestra comprensión, el sentido crítico y la capacidad de expresión verbal. No era forofo de agobiarnos a exámenes: uno al mes, para la calificación mensual, y el resto, sus notas de clase en su libretita.

D. Isaac en clase. Finales de los 50

Como inspector, a todos nos asombraba su capacidad de trabajo y de entrega: con el grupo que tuviese encomendado empezaba el día muy temprano, despertándolos a poco más de las siete de la mañana. Arreglo rápido y a continuación, a paso ligero desde el patio por la carretera hasta los campos de deporte, en donde nos colocaba en filas («Firmes ¡ya!», «Descanso ¡ya!», «A cubrirse ¡ya!») y mandaba la tabla de gimnasia diaria: carreras, saltos, flexiones, desfiles…

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 53: D. Isaac (II). Gran profesor y mejor persona»

Recuerdos de la SAFA – 52: D. Isaac (I): ¿Parlez-vous français?

Recuerdos de un safista – 52: D. Isaac – I: ¿Parlez-vous français?

Ese día teníamos nuestra primera clase de Francés, que era el único idioma que se estudiaba entonces. Vimos en el cuadro de clases que el profesor sería D. Isaac Melgosa, a quien ya habíamos conocido en los breves ensayos del himno de la SAFA. Estábamos en el estudio todos en absoluto silencio, cuando Don Jerónimo, nuestro tutor salió al pasillo dejando la puerta abierta. Aprovechamos para hablar con el compañero, rebuscar en el pupitre el lápiz o el cuaderno, por lo que en instantes el nivel de ruido se elevó. De pronto, por la puerta abierta oímos una tos característica, única. Juan C., que estaba al lado de la puerta y ya era veterano del año anterior, dijo: “¡El Viejo!”. En décimas de segundo todo aquel pequeño maremágnum volvió a la normalidad, al orden y a la disciplina. La tos in crescendo, más cerca, ya casi en la puerta. Era don Isaac. Su carraspeo matutino, profundo e inconfundible, producto del humo de cientos de paquetes de Ideales, brotaba de su garganta abrasada por el fuego del tabaco, templada por la nicotina y pulida por la copa cotidiana de coñac “salta trincheras”, recuerdo de otros tiempos.

D. Isaac en clase. 1956

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 52: D. Isaac (I): ¿Parlez-vous français?»

Recuerdos de la SAFA – 51: Don Doroteo y las manualidades

Recuerdos de la SAFA – 51: Don Doroteo y las manualidades

Tras varias clases y otros tantos estudios, la siguiente hora de la tarde estaba reservada a Actividades Complementarias. Nuestro Tutor seglar, Don Jerónimo, nos anunció que vendría el profesor de  Física, Tecnología y Manualidades, Don Doroteo Ocaña, para organizar dichas actividades, aunque normalmente tendrían lugar en otro sitio distinto. Apareció un profesor mayor, con gafas de culo de vaso, que hablaba en voz muy alta, y nos dijo que haríamos trabajos individuales y de grupo, y que para empezar debíamos hacer un dibujo a mano alzada de un objeto cualquiera, a lápiz, porque así podría saber el nivel de habilidades manuales básicas que traíamos.

Claustro de Profesores. En el centro, D. Doroteo Ocaña

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 51: Don Doroteo y las manualidades»

Recuerdos de la SAFA – 50: El Padre Prefecto (III)

Recuerdos de la SAFA – 50: El Padre Prefecto (III)

Había un momento en que el P. Prefecto levitaba: la lectura pública de notas al final de las evaluaciones trimestrales. Sentado en el centro de la mesa, desde lo más alto de la tarima, flanqueado por el tutor seglar y el cura inspector del grupo,  con todos los alumnos sentados inmóviles en los pupitres, el P. Prefecto procedía a la lectura de notas.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 50: El Padre Prefecto (III)»

Recuerdos de la SAFA – 49: El Padre Prefecto (II)

Recuerdos de la SAFA – 49: El P. Prefecto (II)

Al revés que con nosotros, a quienes nos infundía un pánico cerval, el P. Prefecto era mucho más tolerante con los mayores, los de la Primera División. Les permitía cosas inimaginables para nosotros, les ayudaba en muchas de sus actividades, y hasta les levantaba castigos a cambio de una severa perorata en su despacho, que estaba en el distribuidor a la derecha, justo antes de la puerta de salida a la explanada.

El P. Prefecto con alumnos, en la explanada de talleres, un domingo de 1961

El padre Prefecto era un hombre joven, de poco más de 30 años, recién ordenado pero muy seguro de sí mismo, lo que sorprendía dada su edad y su inexperiencia. Con el tiempo aún me sigo preguntando cómo el Rector le confió tamaña responsabilidad, saltándose a otros muchos curas más duchos y solventes.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 49: El Padre Prefecto (II)»

Recuerdos de la SAFA – 48: El Padre Prefecto (I)

 El Padre Prefecto I:

Una tarde de las primeras semanas de colegio, volvíamos del recreo vespertino en silenciosas filas y subimos las escaleras que daban a la planta donde estaban nuestras aulas de Preaprendizaje y Oficialía. Nosotros teníamos la nuestra en la planta baja accediendo  desde la explanada (primera, contando desde el porche y el patio de recreo), con lo que llegamos al distribuidor donde celebrábamos los ensayos de canto con Don Isaac.

Escalera de distribución del bloque de aulas

Allí estaba esperándonos un cura alto con el pelo cortado al cepillo y unas gafas con montura negra y un listón metálico en la parte superior. Estaba de pie, con los hombros algo echados hacia atrás, las manos cruzadas ante su vientre y balanceándose de atrás adelante rítmicamente. Al ver llegar al Hermano Peco, lo llamó y le dijo en un tono tal que nos permitió oírlo perfectamente:

– “Luego iré al estudio a hablar con el grupo. Que no empiecen la clase hasta que yo diga”.

Como éramos nuevos en el Colegio aún no lo conocíamos, pero a todos nos dio la impresión de que era alguien que mandaba mucho.

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 48: El Padre Prefecto (I)»

Recuerdos de la SAFA – 47: El taller de ajuste

Recuerdos de la SAFA –  47: El taller de ajuste

Tras varios días (jueves y viernes) pasando por los talleres, ya nos habíamos hecho a la dinámica de esta tarea. Yo tenía asumido que serían horas inclinado sobre la mesa de dibujo, aprendiendo las normas de acotado y de normalización, y haciendo láminas de cómo se traza una mediatriz, la bisectriz de un ángulo agudo o uno obtuso, cómo construir un triángulo con el compás o un hexágono inscrito en un círculo. Estas tareas, un poco aburridas comparadas con las que veíamos hacían los mayores, se completaban con una tanda de láminas de rotulación, en las que, con unas pautas hechas a lápiz, escribíamos una y cien veces las letras del alfabeto y los números. Parecíamos parvulitos, pero el profesor de Dibujo insistía en que esto era imprescindible para adquirir ciertas destrezas previas para el dibujo geométrico.

El pentágono inscrito y la plantilla de rotulación. Lo mínimo…

Continuar leyendo «Recuerdos de la SAFA – 47: El taller de ajuste»