Número 6. Abril de 1965

Solapa
Siete días, como todas las otras semanas, sol o lluvias, paz o guerra… Pero siempre es la Semana Mayor del año. Por ella fluye un pulso distinto, anhelante.
La gente, todas las gentes, esperan la Semana Santa desde balcones diferentes. Las jóvenes en traje nuevo y con mantilla. Los mozos con perspectivas de diversión y amistades. Las beatas hacen su agosto de vía crucis y misereres… Oran y trabajan los ministros de Dios. Y todos mojamos un poco la vida, en la Semana Santa, como espectáculo y conmemoración.
El espectáculo, es la nota, la apostilla humana al drama divino. Y verdaderamente es un bravo espectáculo, dentro y fuera de la liturgia. El arte, en su pluralidad cuantiosa de modos, la naturaleza en sus criaturas, todo se ha concitado para el concierto de la conmemoración. Música, salmos, saetas, tallas, procesiones, luces… Todo para enaltecer el aniversario de las bodas de amos y de sangre entre el cielo y la tierra… Todo recordando aquella semana trágica de hace dos mil años.
Desde tanto tiempo no es extraño que sobre la esencia del acontecimiento parasite la anécdota, la rutina… Pero la conmemoración del hecho ahí está, sin mixtificaciones legendarias. Si se vendan los ojos con la fe y se extienden las manos, ahí está el pobre Cristo, sangrante, frescas las heridas. No es mascarilla, prodigios de maquillaje litúrgico. Es el mismo Cristo del Calvario. Y Judas y los fariseos y el Sanedrín y Poncio… también seguimos vivos, reales. Y un poco después Cristo resucita en apoteosis mañanera para todos los hombres.
Es el tiempo del júbilo Santo; aunque la mayoría de los hombres adelantamos las aleluyas pascuales dentro de la Semana Santa.
El dolor nos asusta y no logramos convencernos de que si Cristo resucita, es porque antes lo habían matado…
[Jesús María Burgos Giraldo.]

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Número 5. Navidad de 1964

Solapa
No enseñéis a los jóvenes “Juventud por correspondencia”… Ayudadlos, nada más, a desdoblarse sobre los programas de Dios.
Mostradles las cumbres.
Exigidles heroísmos.
Exigidles el heroísmo de cada día, a la luz del sol y en la penumbra ignorada de su alcoba.
Poned las flechas dolorosas de la verdad en sus labios.
Comprobad y tensadles cada poco el arco de su ambición.
Enseñadles desnudas la belleza y el bien.
Enseñadles a consumar hasta las heces el acto hermoso.
A esperar la hora grande, mirando el vuelo sencillo de las aves.
Decidles que la fidelidad es la autenticidad de los espíritus fuertes. Que el cristal es más valioso que trasparente.
Enseñadles que la vida es un gran amor y una gran tarea.
Pero no les hagáis objeto formal o material de un sistema.
A los jóvenes se les pide alegría, fuego, arrebato, marcha de combate; amor, amor, amor de Navidad.
[Jesús María Burgos Giraldo.]

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Número 4. Octubre de 1964

Volvemos
Volvemos porque no fue un adiós. Era un ¡adelante y hasta siempre!
Volvemos “con la mochila cargada de nuevos versos, de otras sonrisas y otros amores imposibles”.
Volvemos porque ha sonado la diana del despertary es la hora de empezar la nueva jornada.
Volvemos con el corazón reventante de sueños y humor.
Volvemos ebrios deentusiasmo por un algo mejor.
Volvemos a la búsqueda de ese mundo nuevo que todos soñamos.
Volvemos porque nos brindan el placer de trabajarlo.
Volvemos, ya que es una empresa árdua y anónima y todos somos necesarios.
Volvemos con un bosque de injertos y savias primerizas y un valle de esperanzas.
Volvemos con el alma ancha y el cuerpo estrecho.
Volvemos humanos a contar historias de nuestros pueblos.
Volvemos a reír porque se desea el drama, a inyectar cuando se falsean las enfermedades.
Volvemos con la ambición ylos deseos tensos como un arco en lucha.
Volvemos a ondear a los cuatro vientos la bandera de nuestras ideas.
Volvemos con oraciones guerreras y panegíricos a la Paz.
Volvemos porque somos jóvenes yhay un mensaje de vida que cantar.

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Número 2. Semana Santa de 1964

Solapa
Nacer es una cosa grande, os lo aseguro. Dejar las mantillas sutiles de la nada y empezar a ser algo, cualquier cosa, siempre agrada. Yo estoy encantado de haber nacido. De sobra sé que me falta mucha tinta para entrar en las quintas de prensa. También preveo todos los estropicios que han de hacer sobre mi piel estos pequeños redactores. Pero este no jure acobarda, me encanta. ¡Afilar la pluma y el ingenio de mis estudiantes…! Ser bandeja de sus ideas, de sus ilusiones y de sus protestas. Y enseñarles a seleccionar en las minas del idioma las palabras. Y ayudarles a medir su valor y su alcance vital. Llevar a los hombres un suspiro de juventud!

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