Rumbo perdido

09-05-07.

Carreta que se oculta en la vereda
de rosas y de lirios del ocaso.
Sin dejar más que surcos paralelos
no se sabe dónde y cuándo.
R. Buendía.
San Buenaventura era en 1938 un modesto colegio de Medina de Rioseco. Resolvía el problema de estudios a muchas familias rurales de la zona y a todos los estudiantes de Rioseco.

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Cada palabra con su perla

15-03-07.


[…]
Los recuerdos de los dos años que vivió en Murguía y Pamplona, al socaire de los hijos de San Vicente de Paúl, siempre conllevaron para Burguillos aromas de simpatía y gratitud. Nunca llegó a valorar debidamente la entrega de aquellos mentores ejemplares.

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Niños de la guerra

18-01-07.
El árbol solo y seco.
La mujer como un leño
de viudez sobre el lecho.
El odio, sin remedio.
¿Y la juventud ?
 
En aquellas etapas, lecciones vivas de miedos, muerte y odios, los chiquillos de la escuela, en vez de caballos, perros y pájaros, pintarrajeaban sus cuadernos de yugos y flechas, hoces y martillos. Y a veces, pelotones de fusilamiento signados con los nombres de sus vecinos…
Tras la contienda, ¡cuánta tinta y celuloide se gastó sobre los niños de la guerra! Todos eran niños de la guerra. ¡Y muchos todavía son un poco niños de la guerra! Burguillos no tuvo que hacer colas, sucio y harapiento, para recibir en una lata un cazo de bazofia. Y tampoco en casa recibió un odio cordial. Sus padres, situados en la derecha por su modesta posición, y por supervivencia, nunca en nada, sin duda por carácter, fueron extremistas.

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Primavera

25-12-06.
[…]

No se encontraba Burguillos, no tenía paz. A la atonía e inseguridad con que el clima de guerra le iba minando, se le sumaba este episodio desquiciante. Todo lo rumiaba a solas. Sus padres bastante tenían los pobres con sus preocupaciones. Además, con los padres no se hablaba de estas cosas. Y el padre Pano ¿dónde andaría? Vivía sin alicientes. Y la guerra ya en el ‘II Año Triunfal’. ¿Cuántos más iba a durar? Y Burguillos se amustiaba, dándole vueltas a esto tan oscuro. No podía pensar en el curso próximo. Ya era julio y del colegio, ni mus… Y para consolarse de un futuro vacío, incierto, se evadía, se refugiaba en el recuerdo de Murguía. Aquellos profesores… las clases a las que iban corriendo. Los paseos al monte… el río Bayas. Otras veces volaba más atrás aún. Se envolvía ensoñando su infancia mágica y feliz con cromos, arcilla, cera, perros y pájaros… Con qué viveza visionaba el día en que nació Petra. ¡Qué preciosa era! Parecía un peluche. Esa primavera, su hermana Cándida y él la llevaron con su madre, la Andaluza, a la era. Petra venía juguetona a buscar las galletas. Cándida y sus amigas le hacían collares de margaritas y flores doradas.

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Empapados en la guerra

02-10-06.
Pero la muerte cae, cae
sobre los pueblos
como gota de rencores.

O. Cerruto
Sin risas, sin pendientes de ámbar y zafiro, el Amoroso se quedó solo. Ni tordos ni cigarras que le animasen. Berreonas y famélicas entraron las ovejas a desnudarle a mordisco limpio. En pocos días de pampanera, la viña se reducía a un osario vegetal como de arácnidos gigantescos ordenados a tresbolillo.
La escuela tenía el techo más bajo que cuando estudiaba en ella. El suelo parcheado de cemento seguía igual. Iguales los bancos de los niños pequeños, adosados a la pared con respaldo de cemento lustroso. D. Delfín, que ya era bajito, le pareció a Burguillos un poco más disminuido. En la mesa, la vara de negrillo. D. Delfín era un gran maestro, pero repartía más cera que su padre. Seguían los mismos textos, Enciclopedia Grande y Enciclopedia Pequeña. Le colocó junto a Néstor. Néstor Blanco y Miguel de Prado eran los más listos de la escuela. Burguillos les admiraba porque ardían las Matemáticas…

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Miedo y sangre

20-08-06.
«Él lo vio… Noche negra, luz de infierno…
Hedor de sangre y pólvora»
.
Gemidos.
M. Machado.

En el de 1936, en Moral, malos días… Intranquilos, tristes, trágicos… Noticias y rumores y miedos. Sueltos como murciélagos en la noche, de puerta en puerta… «Dicen… ¿No has oído que…?».

Dos o tres receptores de radio había en todo el pueblo. Se acudía a escucharlos de noche con sigilo. En el que se apiñaban los “rogelios” no sabía qué emisoras oirían porque salían muy confortados, maquinando revanchas. Al de los “reaccionarios”, en cambio, acudía menos gente. Buena parte de los exaltados y triunfalistas. Impacientes por ver consolidada la victoria; que no las tenían todas consigo…

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18 de julio

13-07-06.
Alarga la llama el odio
y el clamor cierra las puertas.
Voces como lanzas vibran,
voces como bayonetas.

M. Hernández.
El dieciocho fue domingo. Sus hermanas le vistieron como si fuese un novio. Le repeinaron y pusieron colonia.
En el atrio de la iglesia, pocos hombres. En corros, hablaban bajo y animados. Todo le pareció un poco raro. Ninguno le dijo nada…

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Su cuna y su lengua

01-07-06.
La vida en un columpio, páginas 20-21.
[…]
A sus padres, fundidos en acero y manteca, los hubiera escogido por los siglos de los siglos.
Nunca nadie le dijo que el día que nació grandes señales hubiera. Pronto fue el rey del corral y del ancho regato cercano. Donde sólo los gatitos recién nacidos se ahogaban. Perros y una lozana borrica, mansa y plateada, fueron sus amigos y confidentes.
¡Cuántas ranas, grillos, lagartijas y aun pardales masacró! ¡Pobres! Pero había de tener a sus aguiluchos y urracas parleras bien regalados…

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