27-06-2006.
Memorias de una época, páginas 216-17.
Ya se sabe. A la vista de una exposición ‑de cualquier exposición‑ las frasecitas estereotipadas, de circunstancias, no pueden faltar. ¡Qué.interesante! ¡Qué curioso! ¡Qué original! El visitante de la exposición mira y remira lo expuesto, hace dos o tres preguntas intranscendentes, señala con el dedo tal o cual cosilla para fijar la atención del acompañante, sonríe, vuelve a preguntar, vuelve a mirar… y se marcha.