Ayer, martes, 19 de febrero, me llegó por doble vía (tus buenos amigos safistas Pepe Aranda y José Luis Rodríguez) la noticia de tu fallecimiento, lo que me apenó de veras, aunque seguro que ya has descansado de esta vida terrenal que has vivido y disfrutado con intensidad y largueza. Espero te encuentres ya en el Cielo de la SAFA, en donde habitan muchos de tus amigos, profesores, sacerdotes, compañeros, etc.
Has ido a engrosar el largo goteo (que nunca cesa) de antiguos alumnos, maestros, curas y personalidades SAFA que han dejado este mundo terrenal bien marcado y roturado, como tú, por esclarecedores libros, múltiples vivencias, enriquecedoras experiencias y un sinfín de buenos ejemplos a seguir que nuestra SAFA de Úbeda, tan agradecida como debe ser, siempre guardará en sus webs y memorias individual y colectiva.