LECCIONES DE HISTORIA
4.JUANA LA LOCA
Quiérase o no, el calificativo Loca invade hasta los resquicios más profundos de la personalidad vital y política de la desdichada Juana de Castilla.
Las especulaciones sobre la enfermedad mental de la reina han sido muchas y muy variadas. Desde una enfermedad genética, apreciada en su abuela materna, hasta la precisión en el diagnóstico: melancolía, bipolaridad, esquizofrenia, síndrome depresivo severo. En otro sentido, su desquiciamiento por los celos propiciados por las aventuras amorosas de su marido, Felipe el Hermoso, cuyo exponente más incomprensible fue el fantasmagórico traslado del cadáver de su esposo desde Burgos a Granada, donde finalmente sería enterrado, activan la inestabilidad emocional de la reina hasta límites de gran anormalidad. Por otra parte, ha de resaltarse la conjura o confabulación de su padre Fernando el Católico, al que más tarde se sumaría el príncipe Carlos, futuro rey y más tarde emperador de Alemania (o del sacro imperio germánico, si se prefiere), para anular la personalidad de Juana, impidiendo que gobernase, aunque nominalmente la reconocieran como reina.
Distinto tenor reflejan los comentarios de personas influyentes que conocieron a la reina, resaltando su equilibrio, sensatez e inteligencia, lejos de cualquier atisbo de anormalidad, y destacando, a su vez, su belleza, su amor por la música y su interés por las lenguas, especialmente por el latín, que intentó transmitir a su propia y fiel Catalina, su hija pequeña.
Pero el encarcelamiento posterior de la reina (pues no puede denominarse de otra forma su situación en Tordesillas), aislada, con la sola compañía temporal de su hija Catalina, hasta que ésta contrajo el matrimonio convenido, las condiciones insalubres de la mansión y el mal trato de algunos de sus guardianes, especialmente del marqués de Denia y sus familiares, agravaron sus ciertos desequilibrios,como posiblemente hubiera sucedido con cualquier persona normal en estas condiciones extraordinariamente negativas.
Finalmente, la petición de Los Comuneros para que, como reina que era, interviniese en favor de sus justas reivindicaciones, obtuvo el recibimiento deferente de Dª Juana, aunque sin ninguna decisión que alentase las peticiones de las Comunidades de Castilla y, en especial, de sus principales líderes. Esta falta de respuesta resalta, en mi opinión, el respeto institucional de la reina hacia su hijo, con quien compartía titularidad monárquica, contra el que se había producido el litigio de los comuneros. Cuestión ésta que engrandece a Juana y empequeñece a Carlos, soberbio aspirante a su elección como emperador.
- 4. JUANA LA LOCA
Por qué llaman loca a la reina Juana.
¿Quizá es locura estar enamorada?
¿No es, más bien, una mujer agobiada
por permanente intriga cortesana?
Su hijo Carlos y su padre Fernando,
conjurados con la estéril nobleza,
la recluyeron, con total vileza,
en un infierno que sufrió penando.
Su fiel Catalina y los comuneros,
en Villalar perdieron la ocasión
de restituir el trono, con razón,
a la reina que cumplía los fueros.
Así hurtaron su papel en la Historia,
mientras Carlos alcanzaba la gloria.
Cartagena, octubre 2022 (Juan Ant. Fernández Arévalo)