«Soy un busto de Ecce Homo, en terracota, que llevo demasiado tiempo trashumando por diversas iglesias de Úbeda: San Juan de Dios, San Pedro, Santa María de los Reales Alcázares…; y quisiera acabar mi periplo terrenal en una capilla “ad hoc” del coso de San Nicasio, en donde un encendido grupo de devotos e incondicionales taurinos quieren instalarme definitivamente.