Vicisitudes de la vejez, 24

Como mi cabeza no para ni un momento, me he puesto a pensar y pensar, por lo que quiero escribir todo lo que pasa por ella, siempre asesorada por mi nieta más querida, Sofía, que es una brillante universitaria que relee y corrige mis escritos, poniéndolos a punto para su publicación. Muchas gracias, guapa. ¡Qué sería yo sin ti y tu inestimable ayuda…!

Vivimos en un matriarcado auténtico, aunque por la herencia de los apellidos y otras zarandajas parezca que somos un patriarcado. Los nuevos políticos y su cohorte terrenal quieren cambiarlo todo, hoy en día, poniendo al hombre igual que a la mujer en muchos aspectos, especialmente en cuanto a vacaciones o permiso de paternidad, lo que me parece una auténtica barbaridad. Es un igualitarismo dañino e injusto, a mi modo de entender, por los muchos años que ya tengo y he vivido, que bien me avalan. Si la mujer es la que concibe, pare y amamanta (principalmente o en exclusiva), por mucho que quiera el hombre no le llega a la altura de una zapatilla. Este igualitarismo absurdo me enerva…

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