¡Otra amiga que se nos fue…!

Querida amiga Ana:
Era lunes (3 de enero), temprano, casi recién estrenado el año 2022, cuando recibí un duro WhatsApp enterándome de tu fallecimiento la noche anterior. Sabíamos de tu enfermedad mortífera y traicionera, pero nunca pensábamos que nos ibas a dejar tan súbitamente. ¡Tu pecho exhaló su último suspiro…! En esos momentos fueron pasando por mi mente tantos y tantos recuerdos entrañables, algunos más sencillos y otros estelares o grandiosos en los que tú eras la protagonista principal, pues te habías marchado al Cielo de los cristianos para encontrarte con tus padres y familiares buscando el descanso eterno.
Aunque mi impresión fuera de pena y congoja por tu falta, meditando, me di cuenta que -por otro lado- habías dejado de sufrir en tu carne mortal; y más desde que se te declaró abiertamente esa enfermedad traicionera el verano pasado, aunque tú llevabas tiempo con dolores varios que te hacían cada día más dura tu existencia.


No obstante, tuviste tiempo de ser niña feliz y estudiar magisterio, hasta de enamorarte y casarte con el hombre de tu vida (Antonio Santos Zaragoza), a quien cariñosamente le llamabas “papá” cuando estabas en la intimidad del hogar o con amigos íntimos; y que bien supo hacerte feliz con su idiosincrasia bonachona y condescendiente. Fuiste esposa entregada a tu casa y al cuidado de tu hogar; y ejerciste de bastón firme y seguro de la vejez de tus padres, por los que te desgastaste hasta la extenuación, quebrando tu salud para siempre. Además ejerciste ejemplarmente de madre entregada a tus dos hijos, siempre sonriente y amable, valiéndote de tu ancho corazón y de tus primorosas manos para hacer las labores del hogar más artesanas y complicadas; por eso, fuiste componente enamorada de la Asociación de Encajeras de Úbeda; y soñabas todos los años con vuestra cita anual en Úbeda, especialmente, o en otras localidades. Y es que hacías unos encajes de bolillos que tenían una gracia especial. Margarita, mi esposa, siempre te agradeció que le enseñaras a hacer frivolité… Todos sabíamos de la maña que siempre tuviste para las macetas y las plantas, en general, teniendo un jardín bien florido instalado permanentemente en tu casa.


No olvidaré nunca tu buena mano para la cocina y la repostería, pues he tenido la suerte de estar invitado en tu casa y las he paladeado generosamente. Hasta mi hija Margarita recuerda tus sabrosas migas y los buenos ratos que pasamos juntos cuando nos veíamos en Torre del Mar…
Nunca se me podrán olvidar aquellos viajes que hicimos las dos parejas juntos (vosotros y nosotros) a Isla Mágica en Sevilla y la visita a Frigiliana (Málaga), en un tórrido verano; entre otros muchos viajes realizados juntos o en compañía de otros compañeros y amigos, cuando nuestra juventud aún brillaba por su presencia, ilusión y empuje. Tus dos hijos (Ana y Antonio) ya te hicieron abuela por partida triple (Hugo, Leo y Oliver). ¡Es una pena que no hayas podido disfrutar más de la crianza y el crecimiento exponencial y maravilloso de tus nietos con sus gracias y golpes infantiles, que no por repetidos en cualquier niño te hacía feliz contarlos y rememorarlos, como toda abuela que se precie…
Solo pido a Dios que te haya recibido con los brazos abiertos y que desde el Cielo veles por el bienestar de Antonio y de tus hijos y nietos, especialmente. Tu gran tarea en la Tierra ha terminado, pero tu estela y ejemplo de persona buena ha de servirnos a todos tus familiares o amigos para guardar de ti un bonito recuerdo, ya que siempre tendremos presente tu abierta sonrisa y tu cotidiana presteza para todo. Has fallecido queriéndonos decir que demos más sonrisas y abrazos a todos los que nos rodean y hacen la vida mejor (incluso en este aciago tiempo de pandemia).
¡Espero y deseo que descanses en paz y que ya estés gozando del Cielo de los Justos!

P.D.: Ana Ráez Berlanga había nacido el 25-07-1953, en Úbeda; y su defunción se produjo en Benalmádena, el 02-01- 2022.

 


Sevilla, 4 de enero de 2022.
Fernando Sánchez Resa

2 opiniones en “¡Otra amiga que se nos fue…!”

  1. Qué bonitos recuerdos para esa amiga y su amado Antonio! La vida siempre es maravillosa, pero cuando dejas en el recuerdo, de los que te quieren, momentos maravillosos, aún más. Sentimos su pérdida.

  2. Muchas gracias, Manoli.
    Bien sabes que siempre vivimos en la memoria de los demás, especialmente cuando abandonamos este mundo; por eso lo mejor es ser buena persona, como lo fue Ana Ráez Berlanga…
    Un abrazo

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