Viernes de Noviembre, a mediodía. En la SAFA de Úbeda esperan un centenar de alumnos de Magisterio. Les han dicho que van a tener una charla con un señor que fue alumno de la SAFA hace 50 años. El Aula Magna bulle de curiosidad. Su profesor, D. Manuel Contreras presenta a su invitado.
Unos minutos de exposición en los que les describe con vívidas palabras la vida en la SAFA en régimen de internado en aquellos años sesenta, los largos días de estudio, religiosidad obligatoria y convivencia entre chavales más jóvenes de lo que son ellos ahora. Termina y el silencio flota en el ambiente. Nadie se atreve a preguntar el primero. Por fin, una chica se decide y hace la primera pregunta: “¿Recuerda Ud. a alguno de sus profesores?”… Y tras ella, un torrente de cuestiones. Dos horas después, su profesor da las gracias y da por terminada la sesión. El invitado se despide diciendo “Mañana, en este mismo espacio, nos reuniremos los antiguos alumnos de Magisterio de la SAFA. Os invito a que os suméis a la Asociación cuando terminéis la carrera”
Al día siguiente, como tantos sábados otoñales, van llegando los compañeros a la explanada de la SAFA. Saludos, a veces efusivos a veces respetuosos, por lo del contagio de la Covid.
Comienza la Asamblea con puntualidad. La Secretaria, Mari Carmen, lee el acta de la sesión anterior. Nuevamente hay que aplaudir la minuciosidad con que las redacta, y se aprueba por unanimidad.
Entramos en materia: informe del Presidente de todo lo realizado desde 2019 a la fecha, con la memoria en la interrupción por la pandemia. La nueva web es objeto de aprobación y se acuerda migrar del todo de la antigua a ésta. Se informa de los problemas con las cuotas y con los bancos (lo cual no sorprende a nadie… ¿quién no ha tenido problemas con un banco?) y los ahorros obtenidos tras la renegociación (mérito del Tesorero). Se acogen con satisfacción las nuevas y buenas noticias de la mejoría en la relación con la Escuela, sobre todo con la Directora de Magisterio (que ha tenido la deferencia de recibirnos y dirigirnos unas palabras de ánimo). Se acuerda publicar las producciones literarias de los asociados, citando como ejemplo los artículos de Recuerdos de la SAFA.
Buena noticia es informar de cuatro altas de asociados, frente a una baja. Y en ese mismo momento, nuestro eterno asistente, que viene año tras año desde Londres, Stephan de Vos, comunica que se hace socio pleno. Es un tío increíble.
Llega el momento luctuoso es recordar a los compañeros y profesores que se nos han ido en estos dos años.
Un evento emotivo es ratificar el acuerdo tomado por la Directiva de nombrar Presidente de Honor a nuestro presi fundador José María Berzosa, presente en el acto con su mujer, Toni.
Y para darle más efusividad, la laudatio la pronuncia un compañero de promoción, Juan Cabrerizo, que nos embarga a todos con su espléndida intervención y su tono mesurado. En una próxima entrada publicaremos su discurso íntegro.
Tras ello hacemos entrega a José María de una magnífica placa que adornará su despacho y su memoria. Y a su esposa y compañera de fatigas, Toni, un ramo de flores que llena de color el acto.
Volvemos al trabajo: hay que estudiar la propuesta de un Premio al alumnado de Magisterio, que se denominará “Magister” y reconocerá con diploma, medalla y unos eurillos (que a todos viene bien) los dos mejores Trabajos de Fin de Grado de cada año. Curiosamente se aprueba por unanimidad, lo que es de agradecer dadas las polémicas de años anteriores con este tema de premios. Se nota que nos hacemos cada vez personas más pacíficas.
El Tesorero saca de su rincón unas medallas conmemorativas que se entregan a los asistentes, y que en lo sucesivo serán la bienvenida a los nuevos socios y la distinción a los alumnos premiados.
Presentamos el libro “Aunque todo se acabe” de Miguel Pasquau, hijo de un gran maestro safista, D. Juan Pasquau, donde se entrecruzan la historia de un alumno de la SAFA, una emigración a Francia y hechos de los años del franquismo.
El viejo amigo y nuevo compañero, Antonio Almagro, nos presenta su magnífico libro sobre la historia de la Escuela de Magisterio de la SAFA (“Educar para educar en SAFA, 1944-1019”) y otro recién terminado “Después de Vandelvira”, sobre la arquitectura en Úbeda tras el genial arquitecto. Además, nos regala un ejemplar, muestra de su generosidad. También nos invita a visitar las Cátedras de Patrimonio y de Ética de la Escuela de Magisterio. Como buenos safistas, aceptamos los deberes con alegría.
Hablando de libros, Manolo reitera la oportunidad de recopilar los artículos “Recuerdos de la SAFA” en un libro y distribuirlo a los compañeros. Así se acuerda.
Recordamos que el primer fin de semana de Junio será la reunión general de antiguos alumnos. Allí nos veremos los que podamos ir.
En ruegos y preguntas, además de algunas propuestas muy atinadas de varios asociados, Manolo Ballesta consigue que se cambie la fecha de reunión a mediados de Noviembre, por aquello de la conciliación familiar. Qué capacidad de convencimiento…
Hay que cortar el coloquio, porque aunque todos tenemos muchas cosas que contarnos tenemos cita en el Hospital de Santiago a la una, por gentileza de Alcaldía, y nos tenemos que ir para allá.
Siguiendo una breve guía preparada para la ocasión, conocemos el grandioso proyecto del Obispo de los Cobos, su encargo a Vandelvira y las dimensiones del edificio. Tras contemplar el armónico patio disfrutamos de la escalera imperial y de las pinturas de su bóveda.
En tan magnífico monumento se unen dos sensaciones: recordar cuando era centro hospitalario en el que más de uno de nosotros fuimos internados para operaciones o tratamientos médicos de cierto nivel (recordamos, por el contrario, la enfermería del Colegio, con la bondadosa Herminia y el doctor Piramidón) y la sorpresa de poder ver estancias no abiertas al público, como la Sacristía y la Antesacristía. Esperamos unos minutos a que termine en la Capilla un ensayo de un grupo de música clásica que actuará esta tarde, aunque nos permiten entrar a oírlos, así que culminamos una mañana completita con la música del Renacimiento.
Pero el estómago apremia, así que directos al Asador Santiago, donde tenemos reservadas sendas mesas imperiales para todo el batallón. Hemos tenido la oportunidad de coincidir con la Semana de Cocina Renacentista, así que degustamos un menú exquisito con platos como “Morcilla en tempura de ajonjolí, croqueta de cecina de jabalí y membrillo, canelón de berenjena, perdiz y setas, níscalos y setas de temporada, lomo de bacalao a la brasa, lomo de ciervo macerado y confitado con hierbas aromáticas, panacete…” ¡Qué nombres! ¡Y qué bueno estaba todo!
Un brindis de amistad, y el compromiso de “El año que viene, por estas fechas, en la SAFA de Úbeda”.
Que así sea.
Magnífica crónica, avezado safista.
Con un tono amable y sencillo nos has puesto al día de lo bien que aprovechasteis el día para conocimiento general y de los que no pudimos acercarnos a la casa madre…
¡¡Muchas gracias, José Luis!!
Un fuerte y sentido abrazo safista.
Fernando
Gracias, José Luis y gracias a los demás miembros de la directiva por vuestro acierto en la organización de nuestro encuentro. Lo pasé muy bien aunque me supo a poco ¡Cuánto me habría gustado charlar más con los compañeros! ¡Tantos años reducidos a tan pocas horas! Rencontrar el pasado es encontrarse a uno mismo. No faltaré a futuros encuentros, siempre que pueda, claro.
Gracias por los comentarios. Fue una reunión muy agradable, con buen ambiente. Todos teníamos ganas de reencontrarnos.