Anécdotas musicales de nuestras canciones:
Después de oir en los anteriores artículos algunas de las canciones que formaron parte de nuestra vida, seguro que algunos os habréis preguntado «quiénes eran estos tíos…» o «cómo funcionó esta canción…». Bueno, pues casi todas tienen alguna anécdota que contar. Aquí van algunas:
El éxito más recordado de los Brincos, “Un sorbito de champagne”, nunca formó parte de ninguno de sus LPs, solo de un EP de cuatro canciones, y fue la última grabación con Juan y Junior en el grupo. Veinte años después de la ruptura, Juan Pardo y Fernando Arbex se reunieron para grabar un LP con este título y siete temas blanditos y sin interés. Y tampoco ahora salió en un sencillo. Cosas de las discográficas.
Antonio Morales “Junior” era vocalista de los Jumb y se pasó a los Pekenikes, siendo sustituido por Juan Pardo. A los dos años deja los Pekenikes y se va a los Brincos, y de nuevo le sustituye Juan Pardo. Al poco, Juan Pardo también se marcha a los Brincos. Estaba claro que estaban condenados a juntarse. Lo curioso es que entonces los Pekenikes deciden no contratar nuevo cantante, y dedicarse a la música instrumental, lo que todos agradecemos.
En 1971, por discusiones internas sobre la orientación musical del grupo, hubo simultáneamente dos grupos llamados “Pekenikes”, uno grabando canciones con vocalista (“Cerca de las estrellas”, con la voz de su batería, Félix Arribas) y el otro canciones instrumentales (“Palomitas de maíz”), con los hermanos Sáinz y Tony Luz.
Los Relámpagos eran grandes seguidores de Johnny and the Hurricanes, hasta el extremo de que su primer nombre era Dick y Los Relámpagos, un prodigio de originalidad. Y estando en la cresta del éxito, sus dos líderes, Pablo Herrero y José Luis Armenteros dejan el grupo para dedicarse en exclusiva a componer para otros cantantes, actividad en la que se forraron: junto con José Luis Perales, son los compositores que más discos venden en España en los 70 y los 80. Y los Relámpagos se apagaron…
Los Mustang vendieron más discos de su versión de “Submarino amarillo” en España y Sudamérica que el disco original de los Beatles. Pero hicieron un negocio ruinoso con sus versiones de canciones extranjeras, porque aunque eran obra de Santi Carulla y Marco Rossi, las firmaba un tal Córcega, seudónimo de Antonio Ribé, director de su discográfica “La voz de su amo”, con lo que no cobraron ni un duro por ellas. Espabilado que era el jefe.
Los Sirex rechazaron hasta en dos ocasiones grabar “La escoba”, obra de un tal Laredo, protegido de Manuel Salinger, el capo de la discográfica, que les obligó a hacerlo. La grabaron de mala gana, de un tirón y sin apenas ensayos. Pero funcionó a tope: se vendieron 100.000 unidades de este disco, una cantidad tremenda para aquella época.
Los Bravos nacieron del desparrame de un grupo madrileño, los Sonor, que en 1965 se disolvió siendo germen de varios otros: Tony Martínez y Manolo Fernández se juntaron con Mike Kennedy y los Runaways para formar los Bravos, Manolo Díaz iniciaba su carrera como productor y compositor (ocho de los diez títulos de Los Bravos son suyos), Matey pasaba a Los Pekenikes, y José Luis González fundaba Los Pasos.
La canción “Get on your knees” (“Ponte de rodillas”), una parábola sobre la felación, pasó la censura porque los funcionarios de la tijera se tragaron el cuento de que la canción trataba sobre una experiencia del propio Teddy Bautista en Ibiza, que pretendía hacer entrar en razón a una turista británica que despreciaba todo lo español. Y sí, la única frase que cantan en español dice lo que todos creemos oír: “Extracto de polla en lata”, aunque el texto oficial lo pone en masculino.
Cuando Picasso oyó la maqueta de “Anduriña” que le presentó Juan Pardo, le gustó tanto que se ofreció a hacer la portada, con gran entusiasmo de Juan y Junior. Pero la discográfica se negó, aduciendo que no era comercial. Y ese famosísimo dibujo, único en la obra del genio malagueño, figura en la contraportada. Menudos listos.
El éxito de Procol Harum “A whiter shade of pale” tiene ese título porque su autor, en una fiesta alocada oyó que un tipo le decía a una chica “estás más pálida que el blanco” y le flipó la frase. No tiene nada que ver con el resto de la letra, pero así se quedó. Para más inri, el raro nombre del grupo, aunque algún cultureta diga que en latín significa «más allá de estas cosas», la verdad es que el pirado del líder, Keith Reid, le puso el nombre de su gato.
Scott McKenzie es el prototipo del enchufado: su amigo John Phillips le colocó de relleno en los grupos en los que estaba, incluso le ofreció entrar en The Mama’s and the Papa’s, oferta que rechazó (vaya vista). Luego no pasó la prueba para entrar en The Monkees, grupo creado para una serie de TV. Y cuando estaba mano sobre mano, su amigo le regala una canción (“San Francisco”) y lo cuela en el Festival de Monterrey. Buscadlo en el cartel anunciador, hace falta una lupa, pero sí, sí está. De ese éxito vivió el resto de su vida.
The Mama’s and the Papa’s se rompió, entre otras cosas por los líos amorosos entre ellos. Michelle y John, casados tres años atrás, rompieron por la infidelidad de éste. Michelle se echa como amante al otro miembro, Denny Doherty, que se va de la lengua durante un viaje a México (los tíos somos así, no podemos tener quieta la sin hueso), revelándoselo a Cass, que se puso furiosa porque a su vez estaba enamorada de él. Poco después John halló en la cama a Michelle y Denny. Cabreado, se marchó de casa tras romper la mitad del mobiliario y se juntó con Jill Gibson, sustituta de Michelle en la grabación del tercer LP. Aunque la imagen adjunta sea sugerente, no se lo hacían todos juntos en la bañera, pero casi casi… Un vodevil.
Simon & Garfunkel se llamaban al principio Tom & Jerry, como los dibujos animados. Los cachondeos con el nombre les obligaron a cambiarlo. Ahí los tenéis, con Paul aún con pelo y Garfunkel antes del cardado.
Su gran éxito “The sounds of silence” fue grabado en 1963, dentro del LP “Wednesday morning 3 a.m.” («Miércoles a las tres de la mañana», vaya título…) y pasó absolutamente desapercibida (Claro, a esas horas quién está para degustar música..). Dos años más tarde la maqueta cae en mano de un genio de la producción musical, Tom Wilson, que descubre la joya y la arregla sin decir nada a los autores, convirtiéndola en un éxito mundial. El dúo se había separado ante la falta de éxitos y se reunieron a toda prisa. No pararon de firmar éxitos hasta su nueva y definitiva separación (aunque se reunieron para el mítico concierto en Central Park o la grabación del multipremiado «Old friends«).
La canción “Todo tiene su fin” de Los Módulos había desaparecido de las emisoras y de los programas musicales, y se convirtió en un éxito internacional veinte años después gracias a la versión de Medina Azahara. Mucha gente, incluidos críticos musicales y periodistas creían que éstos eran los autores.
Lone Star grabó una versión de “La casa del sol naciente” que vendió más discos en España que el original de The Animals. La discográfica de ambos, EMI-Odeón, les juntó en un concierto en Barcelona, y los ingleses dijeron “Ésta es la mejor versión que hemos oído” (y ya había más de una treintena circulando por ahí…)
Serrat, hijo de un lampista de la CNT y de una costurera aragonesa, estudió en la Universidad Laboral de Tarragona donde obtendrá el título de tornero fresador. Como algunos de la SAFA… A los 17 años su padre le regaló su primera guitarra y el mundo perdió a un tornero fresador.
Serrat y la censura van unidos. El álbum de Serrat dedicado a Machado encontró muchos enemigos en la España gris de la dictadura, incluida su discográfica, y no fue bien recibido por parte de “la cátedra», definida por Machado como «la gente que desprecia cuanto ignora». Otra curiosidad: Machado fue censurado y prohibido en la dictadura de Pinochet “por ser letrista de Serrat» (!). Al año siguiente, en su álbum “Mi niñez” la censura vetó dos canciones: «Muchacha típica» (por sus alusiones monárquicas y de la II República: «Como su madre, es autárquica/ como su padre, es monárquico/ y cada 14 de abril / se le resbalan dos lágrimas / vueltos los ojos y el ánima / a las costas de Estoril») y «Fiesta» (por lo del “noble y el villano”, “la zorra rica al rosal”, “el señor cura a sus misas”, etc.), y tuvo que cambiar sus letras. En su LP en catalán, “Serrat 4” le modificaron el tema «Conillet de vellut» porque insinuaba un ménage à trois. Al año siguiente, 1971, en el LP de mayor éxito de la música española, “Mediterráneo”, la censura vetó “Edurne”, que se cayó del disco por cantar algunas estrofas en vasco.
Paco Ibáñez estuvo vetado en España hasta la muerte de Franco, por cantar temas de poetas “comunistas” (vale, lo eran Alberti, Celaya o León Felipe… Pero ¿Lorca? ¿O Góngora? ¿O Quevedo?. Cosas de la censura franquista) Aunque fue condecorado en dos ocasiones con la medalla de la Orden de las Artes y las Letras, máxima distinción cultural de Francia, la rechazó en ambas ocasiones.
Los Moody Blues, tras su enorme éxito “Nigths in white satin”, se separaron dos veces y se volvieron a reunir otras tantas para grabar en cada caso un número 1: “Every Good Boy Deserves Favour” y “Octave”. Eso es puntería.
“La casa del sol naciente” no es original de The Animals, es una canción popular inglesa del siglo XIX que fue versionada decenas de veces, especialmente por artistas del mundo del Folk, como Woody Guthrie, Pete Seeger, Joan Baez y Bob Dylan. En 1964 Eric Burdon y Alan Price arreglaron una versión para tocarla en sus conciertos, especialmente en la gira en la que iban de teloneros de Check Berry. Al productor le gustó y les pidió que la grabaran. Con desgana, la graban de un tirón, sin ensayar ni hacer pruebas de sonido. La discográfica Columbia da el pelotazo: número 1 en USA y en Gran Bretaña.
Por cierto, es un ejemplo del timo del tocomocho. El grupo tenía pactado firmar el tema como tradicional, arreglado por los cinco miembros. El mánager puso reparos: “¿Y si ponemos un solo nombre y luego repartís?”. Aceptaron: por orden alfabético pusieron el nombre del teclista, Alan Price. Lo que no imaginaron los otros cuatro pardillos es que así quedó inscrito en el registro de autores, y cuando al poco tiempo Alan Price deja el grupo para tocar como solista, se lleva los derechos de copyright. Los otros se quedan a dos velas. Hasta hoy. Millones de dólares.
Charles Aznavour, en su canción original en francés, “Que c’est triste Venise”, habla de una pareja que visitaba la ciudad cuando el amor entre los dos ya estaba roto. En la versión española (“Venecia sin ti”), por aquello de encajar la letra, habla de alguien que visitó una vez Venecia junto a la persona amada y vuelve ahora solo, para descubrir que, sin ella, Venecia es una ciudad triste y gris. Nada que ver con el original. Cosas de la mercadotecnia.
Raphael participó en la Gala de Navidad de TVE de 1965 auspiciada por Carmen Polo de Franco cantando “El tamborilero” con una peluca que le confeccionó el peluquero Edouard, porque entonces estaba en la mili en Colmenar Viejo, y, claro, estaba rapado al cero. Tanto gustó a Doña Carmen, que le mandó un recado al coronel del CIR y ya no volvió al cuartel.
Un trabajo interesante y tenaz el tuyo…
Enhorabuena