Recuerdos de la SAFA – 35: Aquellas canciones (I)
Aunque el ambiente musical del colegio era intenso (coros, tuna, grupos de guitarra y bandurria, grupo músico-vocal, cantantes con acompañamiento musical, etc.) la música que más nos gustaba era la que empezábamos a descubrir a través de la radio, única forma de conocer, aun con restricciones, esas canciones que cuatro melenudos de Liverpool extendían por el mundo entero, aunque la moral patria apenas les dejaba hueco en la programación y obligaba a las emisoras a radiar coplas y romances.
Había un compañero que tenía una radio portátil (un transistor, le decíamos entonces), y nos arracimábamos en torno a él para oír emisoras de escasa calidad y con muchas interferencias. Incluso hubo quien se fabricó una con piezas del taller de electricidad y un cable de cobre helicoidal extendido por los cabeceros de las camas que hacía de antena.
Pero ese mismo año por Reyes, mi tío Carlos, que había emigrado a Venezuela, me regaló un transistor americano de color rojo, que sólo sintonizaba Onda Media y Onda Larga (que no existía en España más que para los barcos), con una antena desplegable que permitía conectar con bastante nitidez, además de Radio Nacional de España –obligatoria para los noticiarios, conocidos como “el parte”- con otras emisoras como el Centro Emisor del Sur de Sevilla (luego llamada la SER) y las radios provinciales, normalmente de la cadena de Ondas del Movimiento, que solían incluir algún programilla musical donde aparecían los grupos “modernos” del momento: los Brincos (1), los Pekenikes (2), los Relámpagos (3), Karina, los Mustang (4) , los Sirex (5) y demás pioneros.
Ya estando en Magisterio aparecerían los Bravos (6), los Canarios (7), los Iberos, Juan y Junior (ex-Brincos) (8), los Ángeles y los Módulos, entre otros.
Y las emisoras de radio se abrieron a toda esa música, ofreciendo mucha programación de autores ingleses y americanos, por lo que empezaron a sernos conocidos nuevos grupos de enorme calidad, como los Turtles, los Birds, Procol Harum (9) (su “A whiter shade of pale” nos encantó a todos, por su innovador sonido sinfónico, aunque algunos decían que esa canción era una blandenguería) y los impactantes Rolling Stones, cuya canción “Satisfaction” sonaba a todas horas (10).
Y nos hicimos seguidores de cantantes del movimiento hippie, empezando por el himno de este grupo (“San Francisco” de Scott McKenzie) (11) y los magníficos acordes de The Mama’s and the Papa’s en su canción “California dreamin’” (12).
Conocimos a grupos de folk-rock, como Simon & Garfunkel, cuyo “The sound of silence” (13) tarareábamos sin entender nada de lo que decía, hasta que un día un cura, el Padre Julio A. nos la tradujo y nos asombró la poesía de esas letras.
Por cierto, que la película “El graduado” cuyos títulos de crédito adornaba este tema, y que tenía una magnífica banda sonora íntegra de este fantástico dúo neoyorkino, no se estrenó en España hasta 1969, un año y medio después de su estreno, por problemas de censura. Cuando por fin se proyectó en el cine Ideal fuimos todos en masa a verla, esperando ver no sé qué, y salimos diciendo “pues no sé por qué la prohibieron…” (pues porque describe las relaciones sexuales entre una mujer casada y un adolescente amigo de la familia, y el posterior amorío de éste con la hija de su amante… Vamos, lo que el Régimen veía como normal… Recuerdo que en el cineclub muchos decían que era por la escena final en que él bloquea la puerta de la iglesia con un tirador en forma de cruz, escena que se daba a múltiples interpretaciones…). Eso sí, todos coincidíamos en que la película era magnífica y que la banda sonora era de lujo, en especial el tema que sonaba mientras el protagonista esperaba a la chica en el campus universitario, una canción popular de preciosa melodía, “Parsley, sage, rosemary and thyme” (14) (al traducirlo al español perdía parte de su encanto: perejil, salvia, romero y tomillo. Vaya bajonazo…).
Seguíamos con entusiasmo las emisiones de “Caravana musical” donde Ángel Álvarez (que compraba los discos en EE.UU aprovechando sus viajes como operador de radio de la línea aérea de bandera, Iberia, por eso su programa empezó como “Vuelo 605” que era el código de su ruta) ponía música inglesa y americana y la comentaba.
Poco después, la SER creó “El Gran Musical”, donde pasaron todos los grupos españoles del momento, y muchos cantantes de los que luego triunfarían en toda España (como Serrat, María Ostiz, Luis Eduardo Aute o Víctor Manuel, que no tenían cabida en las emisoras más oficialistas).
Ya en la segunda mitad de la década, aprovechábamos los domingos por la tarde para ver “Escala en HiFi” en TVE, donde jóvenes actores simulaban cantar los éxitos del momento, aunque lo hacían en play-back. Algunas veces, lo de mover los labios mientras sonaba la música no iba muy sincronizado, y nos reíamos del despropósito, aunque a todos nos encantaba.
(Los números que aparecen tras el título de algunas canciones hacen referencia al orden en que aparecen en la lista de reproducción insertada al final del artículo. He buscado los vídeos originales, aunque hay versiones más modernas y con mejor calidad de imágenes. En cada vídeo he incluido una breve historia de la canción y una biografía de los autores. Para leerlas, tenéis que visualizarlo en YouTube, en nuestro canal de Antiguos Alumnos SAFA, pinchando en «Mostrar más», o clicando en el icono de las tres rayas horizontales. Que las disfrutéis…)
Continuará con Aquellas canciones (II)…
Magnífico repaso a una época en que tanto disfrutábamos de aquellas inolvidables canciones. La reflexión sobre la película «El Graduado» es acertada. Y muy interesante. Aquel «Míster Robison» aún suena en mi recuerdo.
Muchas gracias, Diego, por tus comentarios. La película «El graduado» comienza en mis recuerdos con la anécdota narrada, y se ha comnvertido en una de las películas que más veces he visto. Y la canción dedicada a la Señora Robinson es antológica. Como toda su banda sonora, por cierto.
Magnífico artículo de investigación y puro deleite. ¡Enhorabuena José Luis!
Leyéndolo parece que soy otra vez tan joven y receptivo como entonces, con casi todo por descubrir…
Algunas canciones nunca las podré ni querré olvidar…
Muchas gracias, Fernando. He disfrutado rememorando la banda sonora de nuestra juventud para escribir éste y el próximo artículo. Y de verdad creo que tuvimos muchas adversidades, pero disfrutamos en los años 60 y 70 de la mejor música. Desde entonces no se ha hecho nada igual. Y no es nostalgia del abuelico…
🙂🙂¿Ondi jueron los tiempos aquellos,
que pue que no güelvan,
cuando yo juí persona leía
que jizu comedias
y aleluyas tamién y cantaris
pa cantalos en una vigüela?
(José María Gabriel y Galán,
«Extremeñas».)
Recuerdo perfectamente que en el Cine Aribau, (en Barcelona) vi «El Graduado», bien acompañado.