Hablemos de sexo

Autor

Por Mariano Valcárcel González.

Hace años yo era un optimista. Por eso (y por razones materiales, claro) no dejaba de acudir a cursos y cursillos que más o menos se adaptasen con mis capacidades y mis perspectivas.

Así hacía un curso de formación catequística (en la Universidad de Navarra -no se crean-) que me apuntaba a otro de monitor sexual (y esta vez por Salamanca); ya verán que no me cortaba yo. Vamos a este último, que lo hice en los ochenta. Mi optimismo me susurraba que ya era hora de encarar esta temática con cierta valentía, dadas las carencias y las trabas (ni trabas ni nada, la inexistencia total) que se habían arrastrado durante la dictadura. Para los que mandaban y velaban por nuestra salud mental, física y espiritual, la mejor educación sexual era la que no se daba.

Una anécdota significativa: conocí a una pareja que, siendo novios, decidieron, en acto transgresor y pecaminoso (a la vez que valiente) aprovechar la ocasión para quedarse solos y desnudarse (y acostarse)… Era tal su inocencia, su miedo y su desconocimiento que no llegaron a nada; se miraron, tal vez se avergonzaron, se vistieron y allí no pasó nada. Fueron matrimonio hasta el final.

Así estaba el tema en general y muy especialmente en los pueblos (las grandes ciudades siempre dieron algo de más juego), lo que no quiere decir que no hubiese vida sexual y que no se llevase a cabo de unas u otras formas; eso sí, siempre se procuraba que fuese oculta (especialmente la que transgredía el orden social y moral establecido); que había que guardar las formas.

Bien; tras aquel curso, elaboré un programa complejo sobre la sexualidad. Me hice de datos, leí libros que entonces eran el no va más y venían de los estudios americanos al respecto; me procuré gráficas, fotografías, diseños y dibujos que me ayudasen a darle forma a este trabajo. Hasta trece apartados elaboré completados con más de sesenta diapositivas; abarcaba desde la necesidad de la educación sexual, pasando por la evolución de la misma, la anatomía y fisiología, las respuestas, embarazo y parto…, hasta llegar a las llamadas patologías. Por cierto, dada la evolución del asunto, hoy día lo catalogado como patología o desviación tal vez no lo sea; al menos, en ciertos casos.

Sabía yo que aquello que tanto había trabajado no servía para nada, si no lo podía aplicar en la docencia del mismo, aparte de servirme para mi formación personal. Y no había facilidades todavía. Pero, en uno de los pueblos de mi provincia, en el que ejercité, existió cierto ambiente de renovación y cambio (de la mano de los que meneaban el final de la EGB); y, entre las actividades que proyectaron para la tercera etapa (todavía hasta el nivel octavo), fue la de introducirles algo en educación sexual. Contaron conmigo.

Previamente, yo había elaborado, junto con otro colega entusiasta, un diaporama (todavía no había llegado el power point) basado en los contenidos referenciados. Así que el material estaba preparado.

El equipo directivo consideró, no obstante, completar la información con las aportaciones del médico y del cura. Total que yo daría mi versión y ellos la completarían o la destrozarían; no sé si fue así, porque aquella tarde (solo sería una sesión) el clima estaba amenazando fuerte nevada y yo procuré hacer mi exposición e irme camino de Úbeda, antes de que la nieve me cerrase los accesos. Realmente, no tuve los guiones de lo que el uno como el otro desarrollasen ante el alumnado (yo sí les había dejado el esquema de contenidos).

Estos fueron los capítulos desarrollados en el diaporama:

La Educación Sexual – Necesidad

Función

Razones

Su evolución  – Sexualidad infantil (autoerótica).

Pubertad (masturbación y heterosexualidad).

Relaciones sexuales (encuentros, besos, coito).

 

La respuesta sexual

En el varón / eyaculación.

En la hembra / orgasmo.

Métodos anticonceptivos – Todas las variables existentes en la época.

 Anatomía y fisiología – Macho/hembra (aspectos generales y diferenciales).

Fecundación y reproducción – Células.

Ciclo menstrual

Fecundación

Embarazo y parto – Feto / placenta.

Progresión

Excreción / parto.

Patología sexual – Problemas psíquicos / eyaculación precoz / frigidez).

Problemas físicos (vaginismo).

 

Desviaciones

Como puede observarse ahí no se tocó nada sobre el aborto (hubiese sido inadmisible), ni sobre las enfermedades de trasmisión sexual como gran problema; esto, tal vez, porque inocentemente se esperaba la remisión de esas lacras o por mejor higiene sexual o por los avances médicos. Obviamente tampoco se trató del sida.

¿Por qué de este recordatorio?

Porque me temo que todos estos pequeños avances, saltos esperanzados en la idea de constituir una sociedad más sana y mejor preparada, que dejase atrás tanta castración psicológica; tanto trauma, sobrellevado con mejor o peor fortuna, y que gracias a esa correcta formación lograse superar los graves problemas que hoy se nos presentan, mucho más peligrosos que los que aparentaron serlo antaño, pueden no servir para nada.

¿A cuáles me refiero? Pues a la gravísima desinformación y manipulación sobre lo que es la verdadera vida sexual, que están sufriendo nuestros jóvenes, los modelos que se les transmiten a través de programas televisivos, de modas musicales, de los medios de masas en internet, especialmente del bombardeo y el acceso a la pornografía, que la consumen acríticamente y bajo esquemas sesgados. Y la precocidad que manifiestan en el acceso y vivencias sexuales, sin haber tenido con anterioridad una base correcta moral y científica sobre esas vivencias que los acosan. Por ello, es más necesaria una correcta formación sexual y no todo lo contrario, como desean quienes viven de sus nostalgias o mentiras.

Si no lo hacemos, iremos cada vez peor.

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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