La segunda parada la hacemos en la Casa de las Sirenas, que se construye entre 1861-1864, por orden de don Lázaro Fernández de Angulo, marqués de Esquivel y rico terrateniente, en el lugar de paseo preferido por la “gente bien” de Sevilla en la época. La Alameda disputaba el señorío como lugar de esparcimiento con el Paseo del Río, que quedó finalmente destinado a caballerías y carruajes, mientras que a la Alameda se solía acudir a pie.