Bécquer y el barrio de San Lorenzo, y 3

Por Fernando Sánchez Resa.

Otro amor de Bécquer fue Casta Esteban y Navarro, que sería su esposa, y con la que tuvo tres hijos; el último, con un bandolerito, con el que se fue a vivir, dejándole su tercer retoño, producto de ambos, a nuestro poeta. De ser una persona oscura y huraña, Bécquer de pequeño, aunque seguro que jugaría por estas callejas y plazas de su amado barrio de san Lorenzo, pasó -de mayor- a ser más extrovertido e incluso juguetón con sus dos-tres hijos, aunque eso le durase poco, puesto que la sífilis, por culpa de sus varios amores y conquistas carnales le pasasen factura bien temprano: a los 34 años. Curiosamente, su hermano Valeriano también fallecería el mismo año que Gustavo, con 37, de una enfermedad hepática. Ambos estuvieron enterrados, primeramente en Madrid, en la sacramental de San Lorenzo y San José, pero desde 1972 yacen en el Panteón de Sevillanos Ilustres, en Sevilla.

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Bécquer y el barrio de San Lorenzo, 2

Por Fernando Sánchez Resa.

Aunque siempre que se presentaba Bécquer, Julia lo despachaba sin contemplaciones, pues lo que ella quería, en verdad, era una vida más regalada que la que le podía ofrecer este aficionado poeta; por eso, se casó con un ministro de Hacienda, de la época.

También salieron de la parroquia para decirnos que se oía en demasía la representación que estábamos presenciando y que no se podía decir misa, por lo que nos alejamos todos mientras Dani, ya sin micro, iba explicando más detalles interesantes de la agitada vida de nuestro amado poeta de juventud; desvelándonos que no murió de tuberculosis realmente, como todos creíamos o nos han hecho creer, sino de sífilis; pero que sus amigos y demás personas -que tanto lo estimaron- edulcoraron su muerte, pues por entonces aquello estaba muy mal visto. Es como si ahora dices que te has muerto de sida…

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Bécquer y el barrio de San Lorenzo, 1

Por Fernando Sánchez Resa.

En aquella noche de viernes (del 23 de noviembre de 2018) tenía dos alicientes previstos, que conseguí plenamente: asistir a la ruta teatralizada “Bécquer y el barrio de San Lorenzo” y conocer -un poco mejor- ese barrio en el que todavía me pierdo por sus calles, si no echo mano del GPS.

Llegué con tiempo suficiente, pues estaba citado a las 21 horas, en la plaza de San Lorenzo, mientras dos “lipasanes” (empleados de la empresa sevillana de limpieza) estaban adecentándola, regándola con largueza, mientras algunos transeúntes íbamos huyendo de las salpicaduras del agua de sus mangueras.

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Don Juan Tenorio, y 2

Por Fernando Sánchez Resa.

La tercera parada se produjo en la plaza de doña Elvira, de resonancias flamencas, pues algunas canciones en azulejo así lo delatan. Es uno de las muchos espacios creados exprofeso para la exposición de 1929, puesto que aquí vivieron en un tiempo los judíos; y, al serles confiscadas sus casas y bienes, cuando se marcharon obligados en 1492, cayeron en manos de los cristianos sevillanos, más bien pobres, porque los ricos no querían mancharse con ese baldón. Y mucho más tarde tiraron sus edificios e hicieron el barrio hollywoodiense actual para que las fortunas ricas viniesen a la exposición del 1929 e invirtiesen en Sevilla su dinero. Gran diferencia tuvo este evento con la Expo del 1992, que fue hecha para que la visitase todo el que quisiere y pudiese, fuese o no rico, de todo el orbe mundial.

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Don Juan Tenorio, 1

Por Fernando Sánchez Resa.

Me retrotraigo a la noche sevillana de 28 de noviembre de 2018, para relatar lo que fue la ruta teatralizada de don Juan Tenorio, que -al fin- se materializó, tras dos intentos fallidos, siendo la lluvia y el mal tiempo los auténticos culpables. Se ve que ese año tuvo cierto gafe su representación, pues estaba programada para la noche del 31 de octubre, como es costumbre en toda España, pero no pudo hacerse; ni la segunda vez tampoco. Sería al tercer intento cuando se llevó a cabo, según nos aclaró Dani, nuestro guía-presentador, con el agravante que el actor principal -que encarnaba a don Juan Tenorio- había tenido una torcedura de tobillo con su esguince correspondiente, por lo que hubo de ser sustituido -a última hora y a prisa y corriendo- por otro que habría de leer su papel, ya que no le daba tiempo a memorizarlo; y menos en verso.

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Las dos caras de Jano

Por Mariano Valcárcel González.

He leído ya varias veces artículos y reflexiones acerca de un tema sin duda controvertido y tal vez hasta insoluble; es el tema de la exigencia de concordancia, o no necesidad de ello, entre lo personal y lo público.

Bien que lo personal entra en el universo de lo privado donde nada ni nadie debería arrogarse el derecho a intervenir en principio. Lo de cada uno es su patrimonio más o menos íntimo, según sus deseos y obrar, y se revelará si cada sujeto así lo quiere. Además, que se entra en el terreno de los deseos, las pasiones, los sueños e ilusiones, las decepciones y los triunfos, los laberintos más recónditos del alma o del cerebro. Es terreno complejo.

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Artificis: 25 años “patrimoniando” Úbeda y Baeza

Por Fernando Sánchez Resa.

Hay fechas que ubetenses y baezanos, que tanto monta, nunca deberíamos olvidar. Una de ellas es el 15 de julio de 1994, que fue cuando abrió sus puertas, en su primera sede, Artificis, una empresa turística y cultural, nacida para servir a tan inigualables ciudades, como producto de la ambición personal de sus tres fundadores: Andrea Pezzini, Antonio Sánchez Ruiz y Manuela García Tamargo (que pasó, años después, a ser simplemente empleada y colaboradora); pues iniciaron esta peligrosa aventura, siempre con el ánimo de servir a estas ciudades hermanas y catapultarlas -olvidando tantos años en competición absurda y de espaldas a la verdadera realidad que les convenía-, para que se conociesen en todo el orbe español y terráqueo; y así, a la vez, ir calentando motores para que, el 3 de julio de 2003, fuesen declaradas ambas, con toda justicia, Patrimonio de la Humanidad. Así como ir creando puestos de trabajo y viviendo decentemente de su propio curro diario, siendo siempre impulsores y colaboradores de actividades culturales y lúdicas de mayor o menor calado. ¡Así es cómo se engrandece a nuestras ciudades…!

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