Por Fernando Sánchez Resa.
En un principio, “Universidad” no indicaba un centro de estudios, sino una agremiación, “sindicato” o asociación corporativa que protegía intereses de las personas dedicadas al oficio del saber. En Andalucía, las fundaciones universitarias comenzaron en el siglo XVI; aunque, el 18 de diciembre de 1256, el rey Alfonso X dio un privilegio a la ciudad de Sevilla para crear en ella “Estudio y escuelas generales de Latin i Arabigo”. Pero no se llevó a la práctica.
Fue en 1502, cuando los Reyes Católicos concedieron al Ayuntamiento de Sevilla una Real Cédula, durante su estancia en la ciudad, mediante la cual le otorgaban licencia para fundar un Estudio General con “Cátedras, en las que se leyese Teología, o Cánones, o Leyes, o Medicina y otras artes liberales”, aunque nada se hizo para darle cumplimiento hasta 1551, en que el ayuntamiento la cede al colegio Santa María de Jesús.
Fue tres años más tarde, en 1505, cuando el arcediano de la catedral de Sevilla, maese Rodrigo Fernández de Santaella, obtuvo una bula del papa Julio II, que autoriza para erigir en la ciudad de Sevilla un colegio y universidad, y permitiéndole las enseñanzas de Artes, Lógica, Filosofía, Teología, Derecho Canónico y Civil. Dicha bula fue confirmada tres años después, en 1508, por el mismo pontífice, quien establecía para estos centros los mismos privilegios de que disfrutaban las otras universidades del reino y añadía los estudios de medicina. La admisión de los primeros estudiantes se hacía en el año 1516. El edificio del Colegio-Universidad de Santa María de Jesús, ubicado en la Puerta de Jerez, se terminó en 1517. Un año después, tomaron posesión de la casa, bienes y derechos los primeros doce colegiales, que eligieron como rector al bachiller Iñigo de Rosales.
En 1546 recuerda, nuestro guía, cómo los colegiales veían flotar los barcos por encima de las puertas del Postigo del Carbón…
Conviene señalar que, en sus orígenes, nuestra universidad estaba integrada por dos centros de distinta índole. Por una parte el colegio, y por otra la universidad propiamente dicha, ambos con el nombre de Santa María de Jesús, aunque vulgarmente conocidos como el Colegio-Universidad Maese Rodrigo.
El colegio, pensado inicialmente para acoger a estudiantes pobres, se fue transformando en una institución cerrada para los estamentos inferiores, en contradicción con sus orígenes. Los vínculos familiares y el estatuto de limpieza de sangre fueron convirtiendo a los colegiales en una “casta selecta”.
Ya en el siglo XVIII se produce la reforma universitaria de Pablo de Olavide, en la que se establece la separación total y definitiva de la universidad (Estado) y del colegio de Santa María de Jesús (Iglesia); pero, lamentablemente, la reforma de Olavide terminó en fracaso.
Fundamental para la incipiente universidad fue la expulsión de los jesuitas en 1767. De todo el patrimonio dejado por la compañía, el Colegio-Universidad hereda la Casa Profesa, ubicada en el solar de la actual facultad de Bellas Artes.
El colegio de Santa María de Jesús, por su parte, continuó su vida con independencia de la Universidad. El ardor de las primeras reclamaciones fue decayendo con los años. En 1815, Fernando VII restableció los antiguos colegios mayores.
Por real orden de 13 de diciembre de 1822, al mismo tiempo que se agregaban a la universidad las rentas de san Hermenegildo, se suprimía el colegio de Maese Rodrigo, aplicando todos sus bienes a la misma universidad, que también recibió poco después los de Santo Tomás, hasta que en 1836 el colegio es suprimido definitivamente.
El edificio fue cedido a la diócesis que lo destinó a seminario conciliar. Fue derribado en 1920, para permitir el ensanche de la actual avenida de la Constitución, siendo respetada su capilla, al ser declarada monumento nacional por iniciativa de José Gestoso, el 10 de junio de 1901. El seminario pasó entonces al palacio de San Telmo, antigua universidad de mareantes.
La idea de la universidad como servicio público, que nació en el siglo XVIII (con Pablo de Olavide), no se consolida hasta bien entrado el siglo XIX. El 10 de diciembre del año 1900 se inauguró, en el patio de la universidad (actual facultad de Bellas Artes) la estatua de bronce del fundador, Rodrigo Fernández de Santaella, obra de Joaquín Bilbao. En 1948 se trasladó a los jardines de la antigua Fábrica de Tabacos, sede central de la universidad de Sevilla, extramuros del casco antiguo, pero ya en pleno centro de la ciudad. Allí permaneció hasta octubre de 2004, en que se trasladó al primer patio del edificio, el llamado del Reloj, con ocasión del V Centenario de la institución.
Hay quien se pregunta esta noche, en el grupo, “¿En qué época querría vivir?”, pues parece muy bucólico hacerlo en este siglo XVI y en Sevilla; pero todos, incluido el guía, coinciden en que es mejor hacerlo en nuestra época actual, a pesar de los múltiples problemas que conlleva, nunca comparables con los de ese siglo.
Manuel, para finalizar, se ofrece a dar la información que le pidamos y necesitemos mientras comienzan a sonar unos tímidos aplausos en agradecimiento por su entrega, aunque le da vergüenza que así lo hagamos y prefiere obviarlos. Anuncia que se va de vacaciones hasta el 4 de septiembre y nos adelanta que para el sábado, 22 de septiembre, se está trabajando para programar una excursión desde Distrito Casco Antiguo para que se puedan hacer dos grupos con el fin de viajar gratuitamente a Itálica y a San Isidoro del Campo, recibiendo in situ las explicaciones pertinentes. Nos desea felices vacaciones y buen verano, recalcando que ha disfrutado mucho con las visitas que ha guiado este mes de julio, esperando que no tengamos más calor que la que hoy hemos padecido, anticipo de lo que siempre ha sido el estío en esta ciudad del sur peninsular, aunque nos hayan regalado los pasados meses de mayo, junio y julio bien fresquitos.
Finalizamos a las once y once minutos. Cada cual marcha, en diáspora voluntaria, buscando fresco, sosiego y condumio, sin que falte, por supuesto, algo fresquito con lo que calmar nuestros cuerpos y gaznates.
Sevilla, 31 de julio de 2018.