Efervescencia cultural como medicina y asueto

Por Fernando Sánchez Resa.

Ando yo “con el corazón partío”, como dice la canción, pero por diferente motivo al aludido en ella. Me encuentro en un auténtico dilema entre las ofertas culturales de todo tipo que mi “Ciudad de los Cerros” me ofrece, en la distancia (y que me sirven para rememorar cuánto la quiero), y esta Hispalis moderna, en la que vivo y me desenvuelvo diariamente, de la que me hallo en ascendente enamoramiento.

Por eso, a veces, sufro bastante al no poder asistir a las fiestas y actividades que promueve el ayuntamiento de Úbeda, así como las del “Solsticio de verano”, y otras muchas, que la mágica Sinagoga del Agua ofrece; o las apetecibles y variadas que se ofertan en la iglesia de San Lorenzo y que, últimamente, se ha constituido en buque insignia y motor inagotable de la parte sur de Úbeda, ofreciendo actividades musicales, teatrales, expositivas, culinarias, románticas…, por doquier. ¡Un poso de añoranza y casto deseo late en mis entrañas! Gracias a que muchos de esos eventos ubetenses me son narrados o grabados por periódicos, amigos y familiares, y que algunos tienen la deferencia de enviármelos por WhatsApp, sirviéndome para paliar la nostalgia del recuerdo y la lejanía.

Yo, a cambio, disfruto de la extensísima e inabarcable oferta cultural de Sevilla, en estas tardes-noches frescas de este atípico verano y que me hacen mucho bien, alejándome del tráfago del mundanal ruido en el que el fariseísmo y la hipocresía social pululan; y al que contribuyen algunos políticos de turno (en sus variados colores y puestos), pues pretenden (y, a veces, hasta lo consiguen) poner su granito de arena para que el egoísmo exacerbado, el odio y la envidia circulen y se expandan con total normalidad en nuestros ambientes domésticos, vecinales y comunitarios.

 

No hay mejor medicina para combatirlos que ampararse en la socorrida Cultura (con mayúscula) para que nuestros niveles de bilirrubina, buenos sentimientos y mejor pensar-obrar se encuentren en su justa decencia.

 

Sevilla, 15 de julio de 2018.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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