Por José Luis Rodríguez Sánchez.
Hace unos dos mil quinientos años, en la ciudad de Ipolka (a la que los romanos llamaron Obulco), la actual Porcuna en Jaén, vivía y moría una familia rica y poderosa.
No me preguntéis por su nombre, porque el tiempo y las ambiciones humanas han hecho que se perdiese de la memoria. Desde luego no le faltó en vida poder ni dinero, pues se permitieron el lujo de construirse un monumento funerario al alcance de muy pocos.