Salvar la proposición del otro

Por Miguel Ángel Barbero Barrios.

En castellano antiguo, el santo español del siglo XVI, san Ignacio de Loyola, hablaba de este modo para dar consejo a sus religiosos. Les recomendaba «Salvar la proposición del otro». Esto significa, simplificando, pensar bien de los demás. Si no hay motivos sólidos para pensar de otro modo, de partida, debemos pensar bien de los demás. Esto es importante para evitar las quejas improductivas e innecesarias. La cantidad de conflictos inútiles que se evitarían, si procediéramos de este modo, es ingente. Por no salvar la proposición del otro, se enconan las posturas desde el principio y se generan situaciones ridículas y baldías a partes iguales.

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