La aberración de matar/asesinar en nombre de Dios

Por Salvador González González.

Es obvio que este artículo surge como consecuencia de la masacre asesina perpetrada en la Rambla de Barcelona. Hoy todos somos barceloneses en el dolor y, por ello, nuestra solidaridad y apoyo a los catalanes en estos momentos de luto y sufrimiento.

La reflexión que quiero llevar al lector es cómo se puede, en nombre de Dios, en la forma y la denominación que se quiera o pretenda, justificar o amparar asesinatos de seres humanos (Dios, Alá, Yave, Buda, El Emperador, El Papa…). Opino que es lo más horrendo que la estirpe humana ha producido y sigue produciendo, como nos recuerda este luctuoso crimen contra la población catalana en Barcelona.

La historia nos recuerda muchas de estas horrorosas actuaciones:

Véase la Inquisición que actuaba contra los llamados herejes o que no compartían las creencias oficiales impuestas, por la Religión oficial, o las llamadas Guerras Santas como las cruzadas, para ir a recuperar los llamados Santos lugares, que para más inri, lo son para las tres religiones monoteístas existentes, y que son fuente y aun lo siguen siendo, de conflictos, de odios y enfrentamientos sangrientos. Las persecuciones a los intelectuales y científicos por elaborar doctrinas contrarias al contenido del considerado libro sagrado, por excelencia la Biblia, cuando el tiempo y el desarrollo de la mente humana ha llegado a vislumbrar la verdad de las cosas del universo, aunque estuvieran en contradicción con lo expuesto en el libro, admitiéndose, por ejemplo hoy día, que su mensaje religioso no tiene que ser interpretado al pie de la letra, sino en el fondo, y no en la forma.

Sin embargo, ha de decirse que la evolución social y la tolerancia en occidente ha cuajado y permitido una sociedad libre con el pensamiento, dejando como valor intrínseco a ella la existencia de pensamientos diversos y como valor fundamental la libertad del individuo para pensar, actuar y condicionar su existencia a su propio deseo personal, por lo que debe ser respetado por esos poderes que emanan de la voluntad democrática de los ciudadanos libres que así lo deciden.

Todo esto lo quieren, mentes trasnochadas, retrogradas e inmóviles, sujetas a los dictados de dirigentes religiosos que se creen poseedores de la verdad e iluminados por su Dios y ve en esos valores de occidente un enemigo al que hay que destruir.

Se podrán y deberán tomar medidas para garantizar la seguridad ciudadana en nuestras sociedades europeas y del mundo libre en general: coordinación de inteligencia, policías y cuerpos de seguridad, colaboración internacional, etc.

Sin embargo, estimo que es necesario que haya una evolución hacia valores de tolerancia y comprensión al no creyente, al que llaman infiel, por parte desde el propio seno de estas posiciones fundamentalistas que, mientras no se produzcan, aunque sean estimulándolas desde fuera, serán potencialmente peligrosas y, por ello, fuente de nuevos ataques y atentados.

¿Qué puede llevar a un joven, con el deseo de vivir como joven, las potencialidades que esa juventud le depara, para llenar su mente de odio y venganza contra el infiel, hasta el extremo de auto inmolarse, produciendo el mayor número de asesinatos en masa posible? Como ha ocurrido, por otro lado, en otras épocas pasadas, Kamikazes japonesas, por el Emperador, Cruzados Templarios, por el Santo Padre…

¿Cómo esos fundamentalistas líderes religiosos le han metido en la mente semejante idea malsana y destructiva?

Hay jóvenes que han nacido en Europa y conocen de su libertad y tolerancia; y, sin embargo, se enganchan en “esta supuesta guerra contra el infiel”, espoleados desde guetos que se han ido creando por una u otra circunstancia. Las explicaciones sociológicas pueden ser múltiples y variables; obviamente, no les faltará razón.

Pero estimo que es imprescindible que se produzca una evolución desde dentro de la propia doctrina que ampara estas barbaridades, para que, finalmente, se supere esta situación aberrante.

La hégira se conoce como huida del fundador del islam, de La Meca a Medina, año 622 de nuestra era. Creo sinceramente que, igual que el catolicismo tuvo su edad media donde la oscuridad y la barbarie eran sus señas de identidad, en nombre de su Dios y religión verdadera para ellos, el islam atraviesa su propia edad media en iguales términos y, así como evolucionó la primera, la segunda necesita evolucionar para ir adquiriendo valores de tolerancia y libertad para sus seguidores; por ejemplo, la mujer en occidente goza de la dignidad y libertad como persona que se merece y a lo que tiene derecho “per se”. ¿Cuándo y cómo va a producirse esa situación en la mujer en el ámbito islamista, hoy por hoy en la antípoda de la mujer occidental y a la que vetan y regulan en todas sus actividades y vida diaria? Igual que la mujer en occidente se movilizó para obtener sus derechos iguales al hombre, creo que ellas tendrán, más pronto que tarde, que tomar ese camino junto con los hombres que quieran esa sociedad más justa e igualitaria. Eso espero por su bien y el de la Sociedad en general.

bellajarifa@hotmail.com

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