Por Fernando Sánchez Resa.
Tras los abrazos, los aplausos y las emociones vividas por todos, especialmente por el homenajeado, Toni Olivares lee un sentido y largo discurso agradeciendo a la familia e íntimos de Joaquín Sabina su presencia y feeling con ellos, dirigiéndose no solamente a los presentes en el auditorio sino a los que están fuera en el patio visionando por la gran pantalla lo que ocurre en el epicentro del acto y a los que lo visionarán por otros medios de comunicación. En él va entreverando la historia de la infancia y adolescencia del homenajeado que estudió en las Carmelitas y los Salesianos y que se enamoró de una guitarra en el Instituto San Juan de la Cruz, hasta ir enlazando el ser de Úbeda de Sabina con la universalidad de sus canciones y creaciones poéticas o pictóricas, aprovechando para introducir su mensaje político en el que resalta los logros de los ubetenses del pasado y los presentes (y los futuros, que también llegarán) que están imprimiendo un estilo nuevo a esta capital cultural de la provincia de Jaén que ha de estar orgullosa; y más…, desde que es Patrimonio de la Humanidad.
Da razones por las que se merece Sabina esta doble concesión, recordando la lista de hombres e instituciones que ya la poseen, remarcando que más que institucional es una llamada del corazón en este acto de cariño, admiración y reconocimiento… Le da las gracias por su inmensa actividad cultural, por las genuinas letras de sus canciones que destilan sabiduría humana, por su actitud sarcástica ante la vida y por acrecentar a esta ciudad con su íntimo y señero marchamo, que lleva por distintas plazas y ciudades del mundo, recordando siempre nuestra Plaza de Santa María o los alfares de la calle Valencia…
La alcaldesa se emociona hilvanando trozos de las letras de las canciones sabineras más clásicas cual sutil encaje literario, que suenan muy bien en su nuevo contexto y discurso, y va postulando a una Úbeda que ha de salir de sus fronteras, aprovechando ese oro líquido que alberga en su inmenso mar de olivos, y que más que frontera ha de ser catapulta cultural que la distinga del resto de poblaciones andaluzas; pues la cultura ha de ser palanca para el desarrollo de esta ciudad, que está orgullosa de su pasado, de sus monumentos, instituciones y empresariado, siempre con el apoyo de la Diputación Provincial y de la Junta de Andalucía.
Recuerda a Joaquín que debe seguir siendo la embajada de Úbeda en todo el mundo y le sugiere, cariñosamente, que no deje de ser un impostor atípico y maravilloso, inconformista fiel, vividor de mil vidas, siendo siempre de Úbeda. «Puedes decírselo a una larga lista de artistas, a todos los que tú quieras Joaquín, pero no a Donald Trump ni a los del ISIS, para que ellos no nazcan en Úbeda…». Su enfebrecido discurso acaba con muchos aplausos y un fuerte y enternecido abrazo de Sabina.
Y ahora llega el turno del protagonista del día, que, en un texto más emotivo y sentimental que brillante, leído durante poco más de siete minutos, condensa todo el cariño, la emoción y el apego que le producen estos momentos y los regalos recibidos, mostrándose tierno y sincero al decir lo nervioso que estaba, pues tenía que ir realizando las actuaciones programadas en México, Londres, Barcelona, Sevilla, Madrid…, y que no encontraba el tiempo ni la inspiración para escribir esta carta de agradecimiento, pensando incluso en echar mano de su amigo Benjamín Prado; pero que gracias a su sufrida Jimena, que le proporcionó dos güisquis y un litro de café, ya con el agua al cuello, encontró el hilo conductor de su discurso, sincerándose que, aunque es “rojillo” y ateo, gracias a Dios, lleva muy dentro su Úbeda, su plaza de Santa María, su Semana Santa, su amor a los toros…; y nos cuenta las furtivas visitas hechas a su ciudad natal, mientras viajaba de aquí para allá; y lo que sentía al leer en un periódico de aquí o de Latinoamérica que le llamaba el “Flaco de Úbeda”.
Trae a la memoria a su abuelo Ramón y a sus padres, Jerónimo y Adela, diciendo «que estarían tan orgullosos como está su hermano Paco, sentado en primera fila, de que su Joaquín, la oveja negra, el descastado, el golfo, el bohemio, el exiliado, vuelva al redil acogiéndose al calor de sus paisanos». Y concluye, ofreciéndose a su pueblo desinteresadamente y dando las gracias hasta cuatro veces, para finalizar con un «¡Hasta siempre!» y un sonoro «¡Viva Úbeda!».
De esta manera, hoy se ha producido un hermanamiento y un acercamiento de la ciudad de Úbeda a Joaquín Sabina y viceversa, gracias a este flujo de amistad y reconocimiento hecho patente hoy.
La sorpresa llega al final, cuando después de una larga y tremenda ovación, con todo el público puesto en pie, premiando al homenajeado, sale Leonardo para anunciar que la Agrupación Musical Ubetense (AMU), dirigida por Rafael Martínez Redondo, va a regalar dos interpretaciones, adaptadas por esta banda, de dos famosísimas y entrañables canciones de Sabina: “Y nos dieron las diez” y “19 días y 500 noches”, que hicieron las delicias del público allí congregado.
Tras los encendidos y largos aplausos, vuelve a salir el presentador para dar las gracias a todos, siendo las dos de la tarde justamente en ese momento, y entre aplausos se marchan del escenario los dos principales protagonistas de la jornada: Sabina y Olivares, cediéndole el puesto gentilmente el andante caballero a la dama alcaldesa para que pueda acceder primera a la puerta de salida del escenario, mientras la gente se muestra renuente a marcharse, a pesar del calor que exhala el auditorio, en donde los múltiples abanicos y el ventilador puesto en el escenario han tratado de paliar esta tórrida velada, sin conseguirlo, quedándose solamente los íntimos, según comentan, para hacer fotos de la familia sabinera y política; y mientras, en el patio, hay un gentío enorme aguardando a que salga el artista premiado y poder saludarlo; pero, según cuentan, se ha ido por una puerta lateral. Debería estar más que machacado con la carga emocional recibida, en esta veraniega mañana, en la que hasta el sol enhiesto en el cielo y alguna que otra nube algodonosa quieren ser testigos de altura del irrepetible momento.
Úbeda ya tiene su nuevo y flamante Hijo Predilecto ‑con Medalla de Oro incluida‑, para hacer más larga y provechosa su lista de personajes ilustres que aman a la ciudad que les vio nacer; y ella, cual madre agradecida, poder devolverles los servicios prestados por toda una vida…
Úbeda, 9 de julio de 2017.