Por Mariano Valcárcel González.
Te observo algunas veces cuando acompañas a tu niño al parque; te veo cómo lo proteges con la mirada, con los gestos y con tus acelerados actos cuando temes que se haga daño. Es tu niño.
No sé si esa maternidad ha sido buscada o meramente accidental; pero sí que ha sido aceptada. Aunque por acá no se facilitan ni la información, ni la formación, ni las alternativas al embarazo, pues seguimos con el peso del tabú a todo lo que sea el sexo y todo lo que le acompañe (porque, no lo dudes, la maternidad es consecuencia de la actividad sexual, al menos hasta ahora). Todo pecaminoso si tu intención, para estas gentes, no fue la de concebir.