Por Fernando Sánchez Resa.
El Museo Arqueológico de Úbeda, siempre tan atento en regalar sabiduría del acontecer histórico, artístico y musical de nuestra ciudad y provincia, con su ínclita y dinámica directora al frente, María del Mar Capel García, nos ofrece un final de curso museológico trepidante mediante el programa Conociendo ÚBEDA y +, que seguirá tras las vacaciones veraniegas hasta las Navidades, ofertando un escogido ramillete de charlas‑conferencias y visitas temáticas para conocer mejor el patrimonio y la historia de nuestra ciudad y de su entorno provincial; ¡ah!, y de manera gratuita.
Son cuatro días y actividades que colman el agrado y la curiosidad de los muchos amigos del museo, que no quieren perderse ninguna y que van conformando un vínculo de amistad y relación, que se repite cada año con igual frecuencia y asistencia de público.
Para este fin de curso, ha ofrecido cuatro actividades:
1. Sábado, 13 de mayo: La batalla de Ubbadat, charla a cargo de Jesús López Román.
2. Domingo, 14 de mayo: C.I. de la batalla de las Navas de Tolosa y campo de batalla, con dos visitas dirigidas por los guías del Centro de Interpretación.
3. Domingo, 28 de mayo: visita y charla al Yacimiento Arqueológico de Cástulo, dirigida por Francisco Arias.
4. Y el domingo, 11 de junio: visita a la Colección de obras de arte del Palacio Vela de los Cobos (s. XV‑s. XIX), dirigida por Natalio Rivas Sabater.
El sábado, 13 de mayo, nos fuimos concentrando en la hermosa Sala Ibérica del primer piso del Museo Arqueológico, un buen número de curiosos y aficionados a la historia local y provincial, con el fin de escuchar, durante una hora, aproximadamente, una redonda y esclarecedora conferencia del ubetense Jesús López Román, antiguo y destacado maestro, salido de la tahona educativa de la Safa de Úbeda, y que es profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en Historia medieval.
Fuimos bien enterados, solamente con sus palabras y apuntes, sin más medios ni aditamentos técnicos modernos, que el 16 de julio de 1212, la batalla de las Navas de Tolosa cambió el rumbo de la Historia de España, tras el enfrentamiento de los reyes cristianos y el Califa de Al‑Andalus, Al‑Nasir; siendo sus protagonistas principales: Alfonso VIII, que consiguió que el Papa Inocencio III declarase Cruzada la campaña bélica contra el imperio almohade; Al‑Nasir, hijo del vencedor de Alarcos; los reyes Pedro de Aragón y Sancho de Navarra; así como los arzobispos de Toledo y Narbona; y, ya en Sierra Morena, Castro Ferral. La contienda tuvo lugar en la zona conocida como Mesa del Rey, próximo a la aldea de Miranda del Rey.
Cuenta la tradición que los cristianos penetraron, en ese lugar inexpugnable, por un camino secreto que les indicó el pastor Martín Halaja, al que la iglesia representa como san Isidro Labrador. Diego López de Haro fue el capitán de las tropas cristianas y pudo vencer a los almohades, porque estaban mejor equipadas militarmente; aunque se consiguió finalmente la victoria gracias a las reservas que envió, en el último momento, el rey castellano. Se cree que murieron doce mil cristianos y veinte mil almohades, según algunas investigaciones; aunque el ponente puso en duda otras investigaciones históricas efectuadas anteriormente, en las que se inflaban todas las cifras según el bando que las escribiese.
Basándose en variadas fuentes históricas, propuso su propia versión de la batalla de Ubbadat, que con ese nombre fue conocida durante toda la Edad Media (y en varios siglos posteriores), hasta que por razones desconocidas -algún despiste o interés espúreo, me figuro yo- cambió y empezó a conocerse como batalla de las Navas de Tolosa. Y que se desarrolló en dos fases: siendo la primera en Santa Elena y Miranda del Rey; y la segunda, al asalto de la ciudad ubetense. También nos explicó en lo que consistía, en el argot militar, “explotación de éxito”: «Sería como decir, en lenguaje vulgar, acabar la jugada emprendida, con la victoria en las dos localidades anteriormente mencionadas, para rematar la buena racha conseguida». Lo que fue fatal para los musulmanes, pues fueron capturados más de sesenta mil prisioneros, incluidos los moros de Baeza, que se habían refugiado en la amurallada Úbeda, al darle más garantías que su propia ciudad. En nuestra ciudad, murió, como consecuencia de las heridas recibidas en el asalto, el 25 de julio de 1212, el portugués don Gómez Ramírez, maestre de la Orden del Temple.
Jesús López supo sacarnos de la duda de ese baile de cifras de combatientes y muertos, contrastando las diversas fuentes históricas y crónicas de la época -o posteriores- de ambos bandos, dándonos una visión más ajustada de la que teníamos aprendida en los libros de textos escolares o universitarios.Todo ello, sin aburrirnos y con alguna que otra pregunta del atento público, que corroboró su mencionado punto de vista al recordarle que se ha publicado una novela que expone la misma tesis expuesta por el ponente.